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acúmulos de grasa. Te voy a enseñar algo que no habrás visto nunca y que, sin embargo, explica perfectamente el cuadro lesional. Tomó un pofta y comprimió una zona de la nariz, sacando una pequeña cantidad de aquella grasa oscura. Le aplicó un cubre y nos fuimos al microscopio. Se veía perfectamente clafo: unos ejemplares de un ácaro alargado, degenerado, con un rostrum y cuatro pares de extremidades atróficas. Era el Demo dexfoticutorum, quien realiza su ciclo biológico en el interior de los glándulas sebáceas y que da un cuadro de irritación cutánea, una dermatitis crónica, hasta que se lo elimina totalmente. Debe tratarse con productos antiescabies, sustancias para la limpieza profunda y terapia protectora de la piel. Cuando esto se hace, con constancia y cuidado, la parasitosis desaparece y la piel recupera su constitución normal. Cuando regresé a Nuevo Rocafuerte llamé a la Sra. que tanto tiempo mantenía aquella dermatitis perinasal, porque su imagen era muy parecida a la paciente del Dr. Lazo. Cuando tomé las muestras pude ver numerosos ejemplares de Demodex foticutorurn. La Sra. estaba muy contenta porque ya sabíamos a qué atenemos. Además, me decía, su marido tendría que conven cerse de que lo que le ocurría no era un antojo de ella, sino una verdadera lesión producida por un parásito. Nunca más he encontrado este parásito de la piel, aunque en algunas ocasiones he visto lesiones que lo sugerían. Linguatula serrata En octubre del 85 uno de los habitantes de Nuevo Roca- fuerte, que se dedicaba con mucha frecuencia a la tarea de cazar en la selva del Yasuní y que conocía mi inquietud por los parásitos de los mamíferos, me trajo una pieza de hígado de 144