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estilete en su ventosa oral y su cola corta, eran también xifidio cercanas microcercas, como las de Paragonimus aunque su forma no permitía la menor confusión entre ambos tramátodos. En esos mismos meses comencé a localizar lagartijas que, si aceptábamos las descripciones de Maldonado, eran los segundos huéspedes intermediarios de este curioso parásito. No era tan fácil alcanzarlos en su rápida carrera y, al comienzo, ni la habilidad de los jóvenes trabajadores del Hospital nos permitían cazarlos. Después improvisamos otro método, que resultó francamente mejor. En cortas varillas flexibles, que se emplean en la región para la pesca, fijábamos un trozo de nylon y un pequeño anzuelo. En él colocábamos una chiquita mariposa como cebo y, a los pocos minutos, la mariposa colgando atraía a las lagartijas que quedaban prendidas en los anzuelos. En pocos días pude disponer de una docena de estas lagartijas verdes, que reciben el nombre científico de Ame/va ame/va petersi. La disección de las mismas me permitió alcanzar la vesícula biliar y en su líquido biliar verde oro pude identificar numerosas formas larvarias que correspondían, en todos los detalles, a las descritas por Maldonado como metacercarias de P. fastosum. Los contactos con un especialista en dicrocélidos En noviembre del 91 había tenido lugar en Montevideo el X Congreso Latinoamericano de Parasitología. En él conocí al Dr. Santiago Mas-Coma, catedrático de Parasitología de la facultad de farmacia de la Universidad de Valencia, en España. Se trataba de un especialista en dicrocélidos y le consulté sobre el pequeño dicrocélido que yo había encontrado. Naturalmente en aquellas fechas mis contactos con este parásito eran aún iniciales. El me animó y en febrero del siguiente año, 1992, me 127

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