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Un hallazgo casual Hacia mayo del 91 me encontraba inmerso en el tema del P. napensis. Realmente, llegar a conocer y estudiar el adulto de esta nueva especie de Paragonimus se había convertido en una pequeña obsesión para mí. Repetidos intentos de infestar gatos con las pequeñas metacercarias habían resultado negativos hasta la fecha. Lo habíamos intentado de diferentes formas y varios investigadores amigos, que tenían experiencia en el tema, habían colaborado de cerca, pero nada habíamos conseguido. Yo tenía en un pequeño apartado del hospital dos gatos jóvenes, a los que inoculé por vía oral 12 y 15 metacercarias el día 27 de mayo. También habían sido infectados una pareja de ratones blancos. El 16 de junio mui-ió espontáneamente la gata blanca y la disección realizada no mostró ninguna alteración especial. El 18 del mismo mes murieron los dos ratones blancos y lo único que pude descubrir fue un cuadro sugestivo de peri tonitis generalizada. En el mes de agosto inicié exámenes periódicos de las heces del gato negro con la intención de descubrir si existían huevos de Paragonimus, pero éstos fueron siempre negativos. El 23 de septiembre aparecieron en una de las muestras unos huevos jamás encontrados: eran de un color ladrillo oscuro y eran operculados. Su tamaño era netamente menor que el de Parago nirnus, pero pensé que siempre tenían un parecido importante y me llené de excitación interior. Los exámenes de los días 123

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