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incidencia mayor en la época de lluvias más intensas. Los dos grupos etanos más afectados: el correspondiente al grupo entre los 6 y 10 años, edad de movilidad penidomiciliaria intensa, sin la experiencia del medio y el correspondiente a la etapa activa de la vida, con una inflexión alta en el grupo de los 36 a los 40 años. En la sistemática de ofidios que intervienen en la casuística nuestra se comprobaba la casi totalidad de accidentes por el género Bothrops ( 72/73), repartiéndose la mayoría entre dos especies: B. atrox, la llamada serpiente X o Pitalata, por los quichuas y la B. taeniata, Shishin, entre los quichuas. Cada una de estas dos especies ofrece una cierta singularidad en los cuadros clínicos: la primera, con edemas y necrosis subsiguien tes; la segunda, con una sintomatología principal de hemorragias difusas. En cualquier caso, he podido comprobar que la clase de serpientes que han intervenido en el accidente ofídico no siempre puede ser precisada con seguridad por los pacientes y que, por otra parte, no siempre puede señalarse con exactitud una determinada sintomatología para cada una de las serpientes que intervienen en el accidente. Es importante, por otra parte, determinar el momento de la mordedura y el período de tiempo que ha transcurrido entre la misma y la llegada del paciente al hospital: este período de tiempo determina el carácter de las medidas a tomar en el trata miento y, también, el pronóstico del accidente ofídico. Los accidentes mortales que nosotros hemos tenido, 3/73, han ocurrido siempre en pacientes que habían sobrepasado los tres días entre la mordedura y la llegada al hospital: las medidas terapéuticas se tomaban sobre un organismo gravemente afectado por el veneno ofídico. En dos de los casos la muerte sobrevino por hemorragias internas incontroladas; en el tercero, por septicemia tras necrosis extensas. En este aspecto hemos tratado de señalar unas pautas para determinar cuánto tiempo debe pasar para que el suero antiofídi 116