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80 ALEJANDRO DE VILLALMONTE naturaleza interna de semejante creencia. Hecho nada extraño, ya ciue el método histórico-crítico para el estudio de los textos teológicos tra dicionales, de primero o segundo grado, es una adquisición de la cul tura moderna, a partir de la Ilustración. Ningún teólogo medieval era crítico en el sentido moderno de la palabra. Convendría no olvidar esta constatación, cuando se quiera valorar con rigor el estatuto epis temológico de enseñanzas calificadas como tradicionales D• Queda, pues, la bien fundada sospecha de que la Iglesia occi dental, durante quince siglos, al hablar del PO no ha mantenido nin guna verdad de nuestra fe. Ha realizado algo menos solemne y menos laudable: promocionar y solemnizar el modesto teologúme no del PO, introducido por san Agustín en la forma sin duda genial y audaz, pero apriorística, que hemos comentado y comentaremos. 44 En la Edad Media, siglos xm-xv, el terna del PO fue objeto de gran aten ción. No por sí mismo, sino en conexión con la doctrina de la Inmaculada, que comenzaba a enseñarse en los círculos teológicos. como es sabido, la creencia en el PO ofreció una aguerrida resistencia al avance de la ‘piadosa creencia’. Diremos algo más adelante. Por lo demás, podemos remitir a estudios generales más recien tes: 3. Gimss, Entwicktungsgeschichte cies Erbsündendogmas; Bd. 2: Ini nachaugnsti— níschen Altertum und in dcc Vorçcbotastik (5—11 Jahrhundert), Bd. 3: Im Zeitaiter dcc Scholastik (12-15 Jahrbunclert) München, E. Reinhardt 1963, 1971; II. Kosin, tJrstand fati und Erbsüncle in dcc Scbotastik (Hanclbuch der Dogmengeschichte, Bd, II, Fasz 3b) Freiburg, Herder 1979). Sobre san I3uenaventura, gran agustiniano medieval en este punto, puede verse nuestra exposición en La teología de Adímn en S. Buenauentura, en VV 33 (1975) 253-301. También la monografía de L. CoyA, Ori ginale peccatum e concttpiscentia di Ricardo cte Mectieavilla. Vizio ereditario e ses sualitá nett’antroptogict teotogica del xiii secoto, Roma, Ecliz. dell’ Ateneo, 1984. El subtítulo es significativo para algunos temas que tocaremos más adlelante. Ver tam bién el trabajo de Giiossi—Scsuoii, cit. en nota 34. Una muestra de la opinión más rígidiamente agustiniana ofrece el estudio de A. ZuivlIcLLFR, OSA, Erbsiinde Gnacte, 1?ecbt/irtigung unct Verctienst, nacb dcc Lebre dcc er/ucter Augustincrtbeotogen des Spátsmittetcttters, Würzbrtrg, Augustinus Ver lag., 1984. También podrían ayudar al lector las indicaciones y documentación que aducimos en la obra El pecado origi— ucd, Veinticinco cnios cte controversia, especialmente 319-33, 195—500.

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