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6$ ALEJANDRO DE VILLALMONTE 1 ALGUNAS CAUTELAS PARA LEER LOS TESTIMONIOS DE TRADICIÓN La primera, elemental, es estar advertidos de la dificultad de obtener una conclusión global fiable sobre el asunto. Son muchos los cauces por los que la creencia tradicional se ha manifestado. Extendidos los testimonios a lo largo de más de quince siglos, en circunstancias culturales y religiosas dispares, sometidos a tan varias influencias, abruman por su multitud. Pero el teólogo no debe dejar- se impresionar por la cantidad, debe buscar, críticamente, la calidad de los testigos y testimonios. Es fácil advertir que la enseñanza sobre el PO no puede ser sintetizada en una sola proposición, en un único enunciado. Se trata, como hemos repetido, de una verdadera conste lación de afirmaciones que la estructuran y contextualizan dentro de un sistema global de creencias. La afirmación sustantiva es ésta: Todo hombre entra en la existencia en situación teotogal de pecado (original). En torno a ella, otras varias afirmaciones antecedentes, concomitantes, consiguientes. Pero sucede que ciertos textos tradi cionales hablan de alguna de estas verdades concomitantes y no tie nen intención ni posibilidad de hacer una exposición completa del tema. En tal caso, hay que andar con cautela a la hora de decir si un autor concreto habla o no del llamado PO. Finalmente, es obvio que la figura del PO, como las demás magnitudes históricas y culturales, es una realidad evolutiva, procesual, en devenir, en trance de germi nación y crecimiento hasta que logra su madurez. Lograda la cual por rutina, por cansancio mental, se le dota de la categoría religioso- cultural de los famosos dogmas de granito, a los que tan aficionados somos los teólogos y los creyentes católicos. Pero un «dogma de gra nito puesto sobre la espalda de un creyente viandante, peregrino por la historia, corre el riesgo de convertirse en un peso muerto que entorpezca su libre caminar hacia la Verdad plena. ria de los dogmas. Tomo II: El hombre y su salvación, Salamanca, Secretariado Trini tario 1996, 117-202; L. F. LAnARIA, fulano de Poitieis: «De Tninitate’, X, 20. ¿tln prece dente de la teología agustiniana del pecado original?, en: Coram Deo, Memorial J. L. Rítiz de la Peña, Salamanca, Publicaciones de la Universidad Pontificia, 1997, 231-244; F. G. BRAMI3ILI,A, La questione del peccato oniginale, en: La Scuola cattoiica 126 (199$) 465- 54$; J. C. LARCIIET, Maxime le confesseur médiateur entre l’Onient et i’Occiden6 Paris, I)u Cerf, 199$; La question de l’hérédité adamicyue, 77- 124.
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