BCCAP000000000000023ELEC

CRISTIANISMo SIN PECADO ORIGINAL 59 to y de la pseudosolidaridad en Adán imaginada por la teología anti gua y escolástica. C) OJUGEN DE LA SITUACIÓN PECAI)ORA DE LA HUMANIDAD Cuando Pablo escribió palabras tan tremendas y serias sobre la impotencia soteriológica del hombre, es evidente que no pregonaba esta oscura y mala noticia sino con una finalidad de gracia, de con versión: en orden a que se comprenda y acepte la Enhorabuena de la acción salvadora de Cristo. Por eso, la denuncia profética del peca do sólo es un recurso subsidiario, una «triste necesidad» a la que se ve forzado el pregonero del Evangelio del amor, de la elección divi na. De ahí que, constatado el hecho: la triste realidad del pecado, ni todo el NT ni tampoco Pablo tengan interés apreciable en desvelar el origen de tal situación. Al menos en el sentido de buscar el ori gen/causa, críticamente controlable, del hecho. Tarea ésta exclusiva de la ciencia teológica. De todas formas, hay que subrayar dos constataciones seguras tanto en Pablo como en todo el NT: a) que existen y se mencionan unas cuantas fuerzas, agentes originantes de tal situación; b) que, des pués de todo, queda claro esto: que la situación pecadora la provoca el propio hombre y que, en el propio hombre, es el corazón la fuen te del pecar. Llegados aquí, la teología científico-crítica se puede/debe preguntar por qué peca el corazón, la libertad del hombre. Pero la teología kerigmática de Pablo, su predicación de conversión necesita decirle al pecador únicamente esto: reconoce que tú eres pecador, cambia de vida y cree en el Evangelio. El NT habla, en forma narrati va, descriptiva, en lenguaje unas veces realista, otras veces simbólico, de las fuerzas o energías, de los poderes que impulsan al hombre hacia el pecado. Nos limitamos a una sucinta enumeración de las mis mas, por ser tema muy conocido por lectores del NT y conocedores de la tradición ascética cristiana 32 — El empecatamiento humano es provocado por fuerzas demo níacas: energías, poderes, impulsos del maligno. El famoso Sata 32 Con mayor amplitud analizamos el contenido y sentido de tales ‘originan tes’ del pecar humano en el art. cit. en nota 30, 309-322.

RkJQdWJsaXNoZXIy NDA3MTIz