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ALEJANDRO DE VILLALMONTE ciendo, connaturalmente, dentro de la analogía de la fe, la existen cia del llamado pecado original. Las verdades basilares invocadas en el estudio de esta cuestión son las siguientes, por orden de importancia: a) universalidad y sobreabundancia de la acción salvadora de Cristo; h) correlativa impotencia soteriológica del hombre; c) situación cte pecado origi nal como explicación de la universalidad y radicalidad de semejante impotencia soteriológica en cada individuo humano. A) UNIvERsALIDAD Y SOBREABUNDANCIA I)E LA ACCIÓN SALVAI)OR4 DE CRISTO Ya anteriormente reclamábamos la necesidad de enmarcar cual quier reflexión sobre el problematizado PO dentro del misterio de Cristo Salvador. Todos los teólogos actuales: los conservadores, los reformulaclores, los negadores del PO lo hacen como consecuencia de un mayor empeño y acierto en el modo de entender y comuni car este dogma basilar de nuestra fe: Jesús es el Salvador universal, único de todo hombre que llega a este mundo. Ya se pueden pre ver las conclusiones que cada uno de los grupos indicados puede deducir. Pero, antes de llegar a ninguna tesis conclusiva, hablemos del asunto en forma interrogativa, problemática, ¿es que, para salva guardar la universalidad absoluta y la sobreabundancia de la acción salvadora de Cristo —incluso para el recién nacido—, es necesario llegar a decir que todo hombre entra en la existencia en situación teologal de PO? Este enfoque intensamente cristocéntrico/soteriológico, no siem pre fue prioritario en la larga historia del dogma del PO. La teología actual recupera la principalidacl que tuvo en san Pablo, precisamente en la calía a los romanos. E incluso, en última instancia, también en el obispo de Hipona, según hemos dicho y diremos. Efectivamente, desde el principio proclama Pablo cuál es para él la sustancia del Evan gelio, de la Buenanueva que quiere difundir por el mundo: que Jesús el Cristb, es la ftteiza de Dios para que se salve todo el que cree, pri mero al jzcdío, pero también al griego. Porque en Él se manifiesta la /terza salvadora de Dios, Rm 1, 6-17. La universalidad y absolutidacl cte este Salvador ofrecido por el Padre es una convicción básica no sólo en Pablo, sino en todo el NT. Cuando los oyentes cíe este Evan
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