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332 ALEJANDRO DE VILLALMONTE mal. Ante la vivaz experiencia de tanta miseria como abruma a la humanidad, la pregunta más radical, urgente, mas pertinente y mas sabia, no deberia ser, a mi juicio, de donde viene el mal que sufri mos o el mal que hacemos, sino esta otra mas pertinente y mas sabia de dónde vendra la salvacion Al menos asi deberia ser para un creyente porque para el en cuanto creyente, la pregunta filoso fica/humanista de donde viene el mal = unde malum puede resul tarle un poco genenca y vacia de su verdadero mordiente Si nos hacemos la pregunta de por que hacemos el mal, la respuesta la tenemos muy a mano: hacemos el mal porque queremos. La raíz del mal que hacemos está en nuestra propia libertad, en nuestro corazón. Y llegados aquí se acaban las preguntas de interés inme diato Y nos vemos impulsados a otras de nivel metafisico, trascen dente, como sería preguntar por qué quiere pecar la voluntad. Sería preguntar por la raíz de la raíz, dice san Agustín. Al desplazar la atención preferente no tanto sobre el origen del mal cuanto por buscar la salvación (de dónde vendrá la salvación) sacamos el problema del terreno teórico y razonador y lo damos asiento en el terreno más operativo de la acción, de la praxis. Inmer sos en la gran miseria humana, lo urgente, lo más pertinente y sensa to no seria inquirir como se ha caido en ella, sino el preguntar por la salvación. Esta primacía del enfoque soteriológico y práxico del pro blema del mal, sobre la impostación especulativa y doctrinal, se con firma recordando el que Agustín llama «elegante apólogo» del hombre que cayó en un pozo profundo y estaba ya a punto de ahogarse. Pasa uno y otro viandante y, sorprendido le pregunta como ha podido caer tan fatalmente. Por favor, grita el caído, mira a ver cómo me sacas de aquí y no te demores en averiguar cómo me he caído Dentro del giro práxico, soteriológico que estamos dando al problema del mal, podemos aducir el ejemplo del propio Agustin Atormentado ya en su adolescencia por el problema del mal, y bus- 208 El apólogo lo refiere Agustín en Epist. 167, 1, 2; PL 33, 720. Comentario en A DE VIL1MoNTE La miseria humana ca en nota 55 Al ver a la humanidad en la imposibilidad absoluta de conseguir por si misma la salvacion lo primero y mas urgente es ofrecerle la ayuda del Salvador Poner en marcha la praxis de la libera ción. Las preguntas por el origen y naturaleza de la impotencia que el caído en el pozo tiene vendrán más tarde.

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