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182 ALEJANDRO DE WLLALMONTE También a la justicia divina se le atribuye el riguroso procedimiento: cometido el pecado, no queda mas que la satisfaccion o el castigo = aut satrsfactro aut poena se venia diciendo desde el tiempo de Tertuliano A la justicia divina se le atribuian similares procedimien tos de venganza sagrada, correlativa a la ley del tahon vigente en la administracion de la justicia por los hombres Aunque, eso si, trans portados a la region de lo incomprensiblemente misterioso Pero oigamos al obispo Julián de Eclana defender con energía la digmdad del hombre-imagen, ultrajada, a juicio suyo por la teona agus timana del PO La maxima dignidad del hombre, dice, aquello en que es imagen de Dios reside en la facultad de ser libre. Y nada ofende más a esta dignidad del hombre libre que el presentarlo como pecadoi sin el concurso de su libertad, castigado como tal por Dios cuando todavía no tiene la posibilidad real de hacer actos delictivos responsa bles Por este motivo no duda en cahficar a la teoria del PO de mons truoso rnvento = prodrgrale commentum una autentrca barbarie = probata barbaries Con energia alzaba Juhan la voz para proclamar la incompatibilidad de la doctrina del PO con el concepto cristiano de Dios. Con similar brío y energía conceptual y verbal insiste en que la teoría agustiniana del PO es un atentado contra la dignidad del hom bre proclamada por la Escritura y por la mejor tradicion cnstiana duran te siglos. Nada más afrentoso para el hombre, creado libre por la bon dad de Dios, que el verse sujeto a la dura necesidad de pecar Y ello sin culpa propia Ocupado por la tirania del crimen cometido pierde la posibilidad de arrepentirse Homble situacion la del hombre al ser creado por Dios de modo que, si caía en pecado, quedaba religado a la necesidad de pecar. Una necesidad incrustada en los grumos de los miembros de Adán, según Agustín. Éste, con su dialéctica púnico-carta ginesa (torticera y fementida, para un romano), simulando recomendar la gracia mfama a la naturaleza y al Creador; pues pertenece a su dig nidad (de Dios) el que tos hombres obra suya, no puedan ser consi derados peniersos y cupables antes del uso de la razón» 1o4 El absorbente teocentrismo de Agustín le impulsa a defender, ante todo, la justicia de Dios en este oscuro asunto del PO y sus 104 Textos de Julián en C. jul. Op. Imperfec. III, 124; PL 45, 130. Ib., 126; V, 54; II, 13. Al hombre caído insuperablemente ligado a la dura necesidad de pecar a esto llamo yo invención monstruosa, VI, 18; auténtica barbaridad, II, 46. Cf II, 72; VI, 10.
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