BCCAP000000000000023ELEC

176 ALEJANDRO DE VILLALMONTE que le dio a su unigénito Hijo, para poner en marcha el plan de su instauración. Y ¿no nos da vergüenza el despojar de esta idea al misterio de la economía del Señor, y a la muerte de Cristo y a su venida al mundo y se la atribuyamos la razon de ser en la redención de nuestros pecados?’. En ese caso, si no fuésemos pecadores no habría venido el Señor, ni hubiese muerto el Señor... «Decir que el Verbo de Dios asumió nuestro cuerpo por los pecados del mundo, es ver tan sólo lo exterior de la Escritu ra Con ello se pnvana a los hombres y a los angeles de grandes bienes Y por que vituperar al pecado que nos trajo tantos bie nes?, cuales son la pasión y muerte del Señor para librarnos de la condenacion Todas estas maravillas habria que atribuirlas al pecado, pues, de no estar sujetos a su esclavitud, careceríamos de todas ellas... No es así. Lejos de nosotros el contemplar la eco nomia (de gracia) del Señor y los misterios tan eficaces para dar nos confianza como sr fuesemos niños Seria quedarse en la superficie de tas Escrituras qúe de ellos hablan» 98 Como hemos reiterado, la acción salvadora de Cristo y su expli cación sistemática, la soteriotogía, ha quedado restringida en cuanto a su extensión y desvirtuada en su naturaleza íntima, en benefi cio de la teoría del PO. En efecto, por exigencia de esta teoría el influjo de la gracia de Cristo se decía que no llegaba a la humani dad infantíl excepto al reducido número de los bautizados. Se les consideraba, por ende, privados de la felicidad celeste. Y no sólo su radio de acción, también la naturaleza íntima de esta gracia era defectuósamente explicada: se ofrecía una explicación de la acción de Cristo primordialmente hamartiocentrica, es decir, centrada y directamente dirigida a liberar del PO y de los pecados persona les, sus secuelas inevitables. Dejando en segundo plano lo más excelso de esta gracia: su función elevante, transformadora, deifi cante, creadora de nuevo ser en el hombre. 98 Extractamos el texto de 1. mi NíNivE, que fue publicado por primera vez por 1. Huniern, SJ, Un précurseur de la théorie scotiste sur la fin de t7ncarnation, en RSR 22 (1932) 316-320.

RkJQdWJsaXNoZXIy NDA3MTIz