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174 ALEJANDRO DE VILLALMONTE Sabido es que, en la tradicional «teología de Adán», éste era presen tado ejerciendo una especie de mesias originario, representante y cabeza del genero humano que de su raíz habna de germinar Fra casado en su mision, aparece el Segundo Adan, Jesus de Nazaret Pero, en esta afirmacion Cristo ha perdido en la mente y explica ción de muchos, la sobreexcelencia que Pablo le atribuye: la de ser el Medrador único de vida y salvacion puesto por Dios Me parece insostenible aquella imaginada e imaginativa economia paradisiaca de la gracia, en la cual Jesus de Nazaret no estaba presente y en la que un tal Adán sería el presunto mediador de la gracia para todos sus descendientes Aunque de hecho lo ha sido del pecado Idea ajena al NT y también a la fe profunda de la Iglesia. Cabria recordar aquí las palabras de D Bonhoeffer cuando habla de que los hombres han hecho de Dios el «Tapahuecos» (Lüc kenbusser) de la oquedad ontologica y operativa que conlieva su condición de seres finitos Parecido simil podríamos aplicar a la cris tologia que propone, como motivo primordial de la existencia de Cristo y de su accion en el mundo, la reparacion del pecado adanico y de sus secuelas. A Cristo se le ha convertido en el »Tapahuecos» de aquel inmenso, transcendental agujero, de dimensiones inconmensu rables, provocado en la humanidad entera y en el mismo cosmos por un pecadó que un hombre primitivo habría cometido iii illo tem pore en el alborear indeciso de la historia humana B) Coiumdvrwo AL oscuiuciivimirro. que Cristo ha sufrido en su per sona/existencia, es el osçurecimiento que la teoría del PQ ha provo cado a la hora de hablar de la mrsron de Cristo, de su obra salva dora. El sentido primordial de su misión de obra no puede ser otro, segun el NT, que la glorificacion del Padre Su misión y accion es absorbentemente teocentrica, latreutica glorificatoria del Padre de la Trinidad La referencia al hombre, la dimension antropocentnca de su mensaje/accion viene en un segundo momento mental y real y esta englobada y reasumida por la misión glonficatona Los teolo gos que insisten en que Jesus de Nazaret es el hombre-para-los hombres», tienen razón, mientras hagan ver que esta dimensión antropocéntrica, con ser real e indispensable, ha de contemplarse sublimada, incorporada por sobreelevacíón y como encarnación en nuestra historia de la funcion teocentrica, latreutica Ahora bien, esta jerarquía de valores y de verdades viene desatendida por los que

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