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CRISTIANISMO SIN PECADO ORIGINAL 173 nidad no hubiese pecado... En realidad, el auténtico planteamien to del problema debería ser éste, ¿cuál es el puesto de Cristo en el plan de salvacion que el Padre ha preparado, antes de la creacion del mundo (Ef 1, 3-18) respecto a como haya de desarrollarse la actual única historia y economía de salvación? . Cristo tiene la primacía en todo y a todós los niveles, Col 1, 15-23. En lenguaje técnico, diríamos que Cristo tiene la primacía ontológica que le confiere el ser causa final, eficiente y ejemplar en el orden de la primera creacion y de la novisima creacion, en la medida en que tal distinción sea legitima A nivel mas accesible y en lenguaje mas comunicable debemos recordar que para la inteli gencia, la vivencia, la predicación de la comunidad de los creyen tes, Cristo es la Obra suprema de Dros = summun Opus Dei el Bien supremo de la creación = summun Bonum in entibus. Ahora bien, siguiendo una argumentación del beato J. D. Escoto, Dios quiere ordenadísimamente todo lo que quiere. Es decir, según la jerarquía y valiosidad ontológica de cada ser. Por eso, no puede menos de poner a Cristo como el primero, supremo glorificador y amante de la Trinidad en el proyecto eterno de salvación y en la historia concreta en que tal proyecto se concretiza y encarna. Pensar que el pecado de Adán y la serie de pecados por él provocados serían el motivo primero, determinante de la entrada del Hijo de Dios en nuestra actual historia de salvación, sería hacer de Cristo un «Bien ocasionado» = Bonum occasionatum. Casi diríamos un ‘bien de oca sión’, en el sentido coloquial de la palabra. Que surge con ocasión del pecado humano y para remediar sus daños. Pero, como el peca do humano, cualquiera que fuese su forma de aparición, es un even to histórico, contingente, que podría acontecer o no acontecer, resul taría que, de no haber pecado Adán, la creación se vería privada del supremo de sus bienes, Cristo Hombre-Dios. En este enfoque del problema, sería difícil evitar la impresión de que se nos esta ofreciendo una historia de salvacion mfralapsa ria, hamartiocéntrica, en la cual Cristo es presentado como un «suce sor/suplente» y hasta sucedáneo del malogrado Adán paradisíaco. 97 Sobre el mal llamado motivo de la encarnación, ver la exposición más correcta en A. de Villalmónte, El »mysterium Christi» del Vaticano II en perspectiva escotista, en NG 13 (1966) 215-268.

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