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170 ALEJANDRQ DE VILLALMONTE A favor de la posición agustiniana podernos citarel testimonio del cardenal J H Newman espintu en varios puntos, gemelo al obispo de Hipona Si existe un Dios dice Newman y puesto que lo hay la raza humana esta envuelta en alguna calamidad onginal Esto esta friera de los propositos del Creador esto es un hecho tan verdadero como su existencia: y así, la doctrina de lo que se llama pecado original me parece tan cierta como que el mundo existe y como que existe Dios En este texto y en el contexto en que viene encuadrado, Newman comparte con Agustín la convicción de que es imposible salvaguardar la justicia/bondad de Dios —y la existencia misma de Dios— si no se afirma que los males del mundo son justo castigo por el PO Desde luego hay que quitar gran parte de su enfasis retorico al hecho de que se equipare la creencia en Dios con la creencia en el PO Para la actual sensibili dad religiosa y teologica no deja de ser sorprendente la solemne afirmacion newmamana Pero hay que reconocer que es de alguna manera expresion de una secular creencia cristiana La existencia de tanto mal en el mundo ha sido, desde siempre, la roca fuerte de todos los ateísmos que en el mundo han sido. Pero cuando el creyente cristiano ofrece su teoría del PO para explicar «tanta miseria» como inunda la historia, lejos de lograr una ‘teodi cea una justificacion de la accion de Dios en el mundo, lo que en realidad logra, aunque en forma del todo indeseada, es lanzar sobre el Dios cristiano la acusacion de ser un juez inmisericorde y sadi co, lo que no se le podria objetar en cualquier otra religion o filo sofía. Excepto en la de los maniqueos o cátaros. Cierto, para el cre yente cristiano, su Dios no es tal en modo alguno, incluso cuando castiga a la humanidad con tanta miseria temporal y eterna por moti vo del PO Pero se les pide que, ademas de confesarlo, ofrezcan una explicación çreíble a la luz de la auténtica palabra de Dios. Por eso, en mi opinión y tras las reflexiones que venimos haciendo en este ultimo apartado y en otros momentos, hay que ofenden. Dentro de la abundante literatura pueden verse f. VARoNa, El Dios «Sádico» ¿Ama Dios la violencia?, Santander, Sal Terrae, 1988; G. BARBAGU0, Dios ¿violento? Lectura de las Escrituras hebreas y cristianas, Estella (Navarra), Verbo Divino, 1992. En todo caso, el Dios castigador del PO que Agustín nos presenta resulta inadmisible dentro de la vision cristiana de Dios/Agape que nos ofrece el NT 95 J. H. NEwrvIAl’i, Apología pro vita sua, Madrid, fax, 1961, 26; 259-261.

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