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CRISTIANISMO SIN PECADO ORIGINAL 133 Me parece que realizamos una labor de autenticidad y de salu dable «retorno a los orígenes» si damos por superada toda la teolo gía de Adán, y a todo el discurso secular sobre el tema le devolve mos su significado simbólico. Simbolismo semántico que nunca fue del todo abandonado Al teólogo actual bien informado le resultará fácil desplazar de raíz la «teología de Adan» —con su grandioso estatuto teologal y su no menos fatalmente grandioso pecado— y sustituirlo por el símbo lo, la parábola de Adán. Mediante esta transposición mental y sig nificativa, el sublime individuo de los orígenes se torna el modesto Adán/hombre que todos somos. Así lo viene pregonando la tradi ción teológica desde Agustín, Trento y la exégesis actual. El símbolo de Adán tene un contenido religioso (e incluso humano) mucho más rico y goza de una perennidad de la que no goza el Adán his torificado y ontologizado de la teología antigua. Lograda esta tras posición, tan hacedera, podemos afirmar: Todo hombre/todo adán, en fuerza del destino sobrenatural al que Dios le llama y para el cual le pone en el mundo, en virtud de la voluntad salvífica que sobre él actúa, entra en la vida en el paraíso de Dios, acogido al amor, la gracia, la amistad del Padre celestial, que el símbolo del jardín/paraíso tan bella y densamente describe. La inagotable curiosidad intelectual de K. Rahner le llevó a pro poner un par de ideas para una teología de la infancia. Se trata de un simple esbozo rápido, sin mayores pretensiones. Recuerda Rah ner la grandeza del niño humano, a quien Dios llama por el nom bre que él mismo le ha impuesto: «el niño es un ser humano siem pre en diálógo con Dios» acogido por la Gracia generosa del 74 El recurso al símbolo del paraíso/jardín/Edén para describir las relaciones de Dios con el alma en estado de gracia son un tópico recurrente en los autores místicos. Especialmente la Virgen María es llamada ‘paraíso de Dios’ por excelencia. Más adelante encontraremos el tema del retofno al paraíso como ideal de la vida monástica. Por lo demás, el ‘jardín/paraíso,’ tanto en la cultura religiosa como en lii humanista, es un símbolo universal de vida de amistad y de amor entre los hombres y de los hombres con la divinidad Ver W TEIcHFRT Garten Paradzeszsche Kulturen Stuttgart, Kreuz Verlag, 1986. 75 K. Rahner, Reflexiones para una teología de la niñez en Escritos de Teolo gía, Madrid, Taurus, 1967, VII, 345 s., 339-356. Hermosas palabras que se cumplen en el niño bautizado. Pero no en los demás niños que, según Rahner, nacen man chados con el PO y, por tanto, bajo la ira de Dios, en muerte espiritual, DS 1511.
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