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120 ALEJANDRO DE VILLALMONTE mantenerlo en la caritología católica, frente al extrincesismo y justi ficacion forense de sentido protestante Este realismo esta bien expresado cuando se habla de que la Gracia hace del hombre nueva creatura, nuevo ser en Cristo. Lo deifica, diviniza, según fórmulas de los padres griegos. Al proponer que el hombre entra en la vida en estado de Gracia, pensamos que el realismo de aquellas tradi cionales fórmulas no se puede atenuar hasta convertirlas en pura metafora o simbolo de otra realidad distinta Claro es que, siendo la gracia un germen de vida, es, al propio tiempo, una realidad proce sual, sujeta a evolucion y crecimiento Tanto en la humanidad infan til como en la de adultos. Con un ligero, pero comprensible juego de palabras, dinamos que el hombre entra en la vida en estado de Gracia y en estado de gracia 4 U]N1A DIFICULTAD DE FONDO PARA NUESTRA TEORIA Están habituados nuestros oídos cristianos a que, durante siglos, se nos diga que somos concebidos en un pecado misteriosamente original Es de esperar que el discurso sobre la gracia origmal, aun que suene halagueño, suscite la duda de si será verdad tanta belle za, como dice el adagio En paginas anteriores, hemos mencionado la opmion de A Van neste quien insiste en que los conceptos de «pecado» y de «gracia» no pueden aplicarse al niño, a la humanidad infantil: sólo dçl hombre adulto que responde consciente y libremente al amor de Dios puede decirse que esta en Gracia O bien, si rehusa su amor, que es peca dor No tendria sentido teologico correcto y preciso hablar, en refe rencia a un niño, ni de pecado personal u original ni de gracia ori ginal o personal65 65 Sin necesidad de entrar a criticarla, sí que podemos prescindir en este momento de doctrina escolástica sobre el habitus de la gracia creada. Nos basta que quede firme el realismo de la trasformacion (elevacion deificacion) que el Espiritu Santo, Gracia increada, opera en el hombre objeto de su amor. Deliberadamente escribimos unas veces con mayúscula «Gracia inicial/original, y otras, «gracia ini cial/original», « con minúscula. Para no dar importancia mayor a la distinción entre ambas vertientes del acontecimiento de la gratificación del hombre y de las formas de expresarlo.
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