BCCAP000000000000023ELEC

12 ALEJANI)R0 DE VILLALMONTE Durante más de veinticinco años mi ocupación con el misterio del PO ha sido persistente, intensa. Dicho esto, tengo que añadir que tal preocupación por el PO ha sido subordinada y subsidiaria de otra de más radical y decisiva importancia para un teólogo y para un creyente: profundizar —intelectual y vivencialmente— en el mis teno de Cristo: Ef 1, 1-15; 3, 14-19; Rm 5, 12-21. Y, por lo que he podido ver, el «misterio del PO» oscurece claramente —valga la para doja— el esplendor del misterio de Cristo y todo el Cristianismo que sobre él se levanta. Y ello, no sólo a nivel de la alta reflexión teoló gica, sino sobre todo, a la hora de comunicar el Mensaje sobre Cris to Salvador al hombre de nuestro tiempo; tan lejano del hombre a quien hablaban Agustín o los teólogos escolásticos. Por eso, como he propuesto en trabajos anteriores, me parece razonable y madura la opción que he tomado a favor de un C’nistianis;no sin pecado ori ginal. Y, por cierto, bajo la misma consigna y preocupación riguro samente teológica, cristológica bajo la cual realizó Agustín su tenaz defensa del PO: Ne evacuetur Crux ‘hristi! = ¡No desvirtuar la Cruz de Cristo! Si bien nosotros realizamos el empeño en dirección con traria y con menos dogmatismo que Agustín. Porque hablamos del estado de «Gracia original» en el recién nacido para no desvirtuar la eficacia salvadora de la Cruz de Cristo: Nc evacuatur Crux C’hris ti... Mientras que Agustín y sus seguidores, también para no desvir tuar la Cruz de Cristo, se creían obligados a decir que todo hombre nace en PO. Acabamos de mencionar la constelación de problemas dentro de la cual está enmarcado el tema específico «pecado original», tanto desde la perspectiva de la historia como desde una perspec tiva sistemática. A comienzos del siglo xvi constataba M. Lutero: «Sobre el pecado original fabula la turbamulta de los teólogos de muchas maneras» . Él mismo no se privó de labular ampliamen te sobre el tema. Al finalizar el siglo xx, nos hallamos abrumados por una vivaz controversia en la cual, sobre el rescoldo de viejas hogueras, se encienden nuevos problemas insospechados en tiem pos anteriores. En consecuencia, tenemos que caminar por una exuberante selva de opiniones; objeciones viejas y nuevas, preguntas y respues 5 Cita de ]. Gioss, Gescbicbte des &bsi?ndenlo,,nc,s, IV, 352.

RkJQdWJsaXNoZXIy NDA3MTIz