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91 3. La Eucaristía, en la que el mismo Señor Jesucristo se nos hace presente bajo las especies consagradas, consérvese en las iglesias u oratorios nuestros en el lugar y modo más dignos. CIC 608; 934,1; 936; 938,1. 4. A ejemplo de san Francisco, adoremos con fe, humilde reverencia y devoción a Jesucristo pre- sente en la Eucaristía. Ofrezcamos con Él al Padre, mediante el Espíritu, nuestras personas y nuestras obras, y ante Él, centro espiritual de la fraternidad, oremos frecuentemente con fervor. SC 7; PO 18; CIC 608; 663,2; 698; Adm 1,16-21; CtaO 26-33; 1CtaCle 3; Test 10; 2C 201; LP 80; LM 9,2; Vita cons. 95. 49 1. La Liturgia de las Horas, que extiende a las diversas horas de cada día la gracia de la Eucaristía, es oración de Cristo, que une consigo a la Iglesia en la alabanza y en la plegaria de intercesión que Él dirige incesantemente al Padre en favor de todos los hombres. Liturgia de las Horas SC 7; 8; 83-85; 89a; 90; 98-101; PNLH 12; PO 5; 13; CIC 1173; II CPO 36; V CPO 28. 2. Celebremos dignamente la Liturgia de las Horas, a la cual la Iglesia nos vincula en fuerza de nuestra profesión, para participar del eterno canto de alabanza, introducido en la tierra por el Verbo Encarnado, y unirnos a la voz de la Iglesia que habla a Cristo esposo, pregustando la alabanza que inin- terrumpidamente resuena ante el trono de Dios y del Cordero. CIC 1174,1; 1175; SC 84; LC; PNLH 15-16. 3. Reúnase a diario toda la fraternidad, en el nombre de Cristo, para dar gracias al Padre en el Espíritu Santo haciendo memoria de los misterios de la salvación con la celebración en común la Li- turgia de las Horas, a través de la cual el Misterio de Cristo penetra y transfigura el tiempo. Cuando esto no pueda hacerse íntegramente, celébrense en común al menos Laudes y Vísperas. CIC 276,2; 663,3; 1174,1; 1175; 1R 3,3; 2R 3,1-4; Test 30; CtaO 40-44; LM 8,9; TC 41; PNLH 12.

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