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83 3. Preparen e impartan las lecciones con di- ligente esmero a la luz del magisterio de la Iglesia, sigan con atención el progreso de sus disciplinas y adapten sus enseñanzas a las exigencias del mismo. 4. Se recomienda, finalmente, que dediquen sus energías a la investigación y difusión de trabajos cien- tíficos, sobre todo de asuntos franciscanos; en esto pueden prestarles ayuda, así como a otros hermanos, los Institutos Franciscanos promovidos por la Orden. OT 16; 1R 19,1-2. Artículo VII Formación permanente 41 1. Recordando a San Francisco y su exhorta- ción: «¡Comencemos, hermanos, a servir al Señor, porque hasta ahora poco o nada hemos hecho!», todos nosotros debemos ser conscientes de la exi- gencia de una continua formación. Valor de la formación permanente 1C 103. 2. La formación permanente es el proceso de renovación personal y comunitaria y de actualiza- ción coherente de las estructuras y de las activida- des, gracias al cual nos encontramos capacitados para vivir siempre nuestra vocación según el Evan- gelio en las condiciones de la vida real de cada día. PC 2d-e; 3; 18; OT 22; Eccl. San I,7; CIC 661; IV CPO 70ss.; GS 4; 35; 38; Jöhri Form. Perm. 9-11. 3. La formación permanente afecta de manera unitaria a toda la persona. No obstante, tiene dos as- pectos: la conversión espiritual, mediante el continuo retorno a las fuentes de la vida cristiana y al primitivo espíritu de la Orden, a realizarse según los tiempos y las culturas; y la renovación cultural y profesional me- diante una adaptación, que podemos llamar técnica, a las condiciones de los tiempos. Todo esto ayuda a una mayor fidelidad creativa a nuestra vocación. Jöhri Form. Perm. 14.

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