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60 Preocupación por las vocaciones OT 2ss.; 11; PO 11; PC 24; AA 2; CIC 661; 664; IV CPO 59; LG 46. 17 1. La preocupación por las vocaciones a nues- tra vida procede principalmente de nuestro con- vencimiento de vivir nosotros mismos y ofrecer a los demás un ideal de vida rico de valores humanos y evangélicos. Éste, al mismo tiempo, ofrece un au- téntico servicio a Dios y a los hombres y es de gran provecho para el desarrollo de la persona. 2. Ahora bien, para ofrecer un manifiesto y alegre testimonio de la vida que hemos abrazado, es necesaria nuestra continua renovación. OT 2; IV CPO 59; PC 24; 1R 2,1-3; 2R 2,1; LP 19; IV CPO 60; Vita cons. 64. Cf. OG 2/1 3. Colaboremos con diligencia en la tarea de promover las vocaciones, movidos por el deseo de cumplir los planes de Dios según nuestro carisma. Por lo tanto, todos, en primer lugar los ministros y cada una de las fraternidades, pongamos sumo es- mero en discernir y fomentar las verdaderas voca- ciones, especialmente con el ejemplo de la vida, con la oración, la palabra y también con la propuesta vocacional explícita. CIC 233,1ss.; 385; 791; IV CPO 60. Cf. OG 2/1 4. Promovamos cuidadosamente las diversas formas de pastoral vocacional, sobre todo en los ambientes más cercanos al espíritu de nuestra Or- den, teniendo presente que se obtiene mayor fruto allí donde hay algunos hermanos encargados espe- cialmente de promover y coordinar la animación vocacional. No obstante esto, todos los hermanos deben cooperar en esta labor, como signo de fecun- didad de la vida franciscana. Mc 3,13; Lc 6,13; Jn 15,16; Rom 6,16-18; OT 2; AA 2. 5. De esta forma cooperamos con Dios, que llama y elige a los que quiere, y contribuimos al bien de la Iglesia.

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