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58 Vida apostólica: contemplación y acción Mt 4,1; 14,23; Mc 1,12ss.; 4,46; Lc 4,1; 6,12; LG 33; PC 8ss.; PO 14; AA 3; CIC 577; 675,1ss.; 758; 983; I CPO II,20; II CPO 9ss.; V CPO 1-14. 15 1. Para realizar con fruto nuestra vocación evangélica en la Iglesia y en el mundo, abracemos fiel y generosamente la vida apostólica, que une indisolublemente contemplación y acción, a imita- ción de Jesús, cuya vida transcurrió siempre entre la incesante oración y el cumplimiento de la actividad salvadora. Mt 28,12; Mc 16,15; Heb 6,2-4. 2. Los apóstoles, enviados por el Señor a todo el mundo, viviendo al estilo de su Maestro perseve- raban entregados a la oración y al ministerio de la palabra. 1R 1,1; 22,2; 2CtaF 13; CtaO 5-11; 51; 1C 35; LM 8,1; 12,1-2; 13,1; Flor 16. 3. San Francisco eligió, a ejemplo del Señor y de los apóstoles, un género de vida que unía íntima- mente la oración y la proclamación de mensaje de salvación, alternando con sabiduría el tiempo entre el compromiso apostólico y la contemplación. Const. 1536-1925; REr; VI CPO, Prop. 17; LG 46; Es 19; Mt 14,23; Jn 6,15; Vita cons. 14. 4. También la tradición capuchina, desde los inicios, poniendo el ejemplo de Marta y de Ma- ría, nos enseña a saber combinar armónicamente contemplación y acción; nos impulsa así a seguir a Cristo, cuando contempla en la montaña o cuando anuncia el Reino de Dios. 1R 23; Adm 20,1-2; 1C 40. 5. Dediquémonos, por lo tanto, a la alabanza de Dios y a la meditación de su Palabra, para infla- marnos cada día más en el deseo de que los hom- bres lleguen gozosos, también mediante nuestra actividad, al amor de Dios. PC 8; 1R 5,2. 6. De esta manera, toda nuestra vida de ora- ción se verá impregnada del espíritu apostólico, y toda nuestra vida apostólica del espíritu de ora- ción.

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