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383 ral, elíjase como se ha establecido el nuevo vicario general, sin elegir luego un nuevo consejero, 127,5; es miembro del CPO, 143,4. Vicario local , tiene potestad or- dinaria vicaria, 122,2; su nombra- miento, 139,1; sus obligaciones, 140,1; es por derecho el primer consejero, 140,2; preside la fra- ternidad en ausencia del guardián, 140,4; vacante el oficio de supe- rior local, más de seis meses antes del término natural del mandato, el ministro provincial, con el con- sentimiento del consejo, nombre a otro, 140,5; si el oficio quedase vacante menos de seis meses antes del término natural del mandato, gobierne la fraternidad el, 140,5. Vicario provincial , tiene potes- tad ordinaria vicaria, 122,2; tiene voz activa en el Capítulo provin- cial, 130,2; la función del vicario provincial es ayudar al ministro provincial en las cosas que le sean encomendadas, 134,1; ausente o impedido el ministro provincial ha de hacerse cargo de los asuntos de la provincia, excepto los que el ministro provincial se reserve, 134,1; si vacase el oficio de mi- nistro provincial, debe recurrir in- mediatamente al ministro general y gobierne la provincia hasta que reciba disposiciones, 134,2; impe- dido el vicario provincial, desem- peña temporalmente este cargo el consejero siguiente, según el orden de elección, como delegado del ministro provincial, 134,4; si va- care el oficio de vicario provincial, reorganícese primero el número de consejeros, después el ministro provincial y su consejo elijan de forma colegial por votación secre- ta otro vicario provincial del gru- po del consejo, 134,5; el ministro provincial puede delegar en él la admisión al postulantado, al novi- ciado y a la profesión, 20,1. Viceprovincia v. Custodia Vida , es un término bastante vago. Sólo se señalan los lugares en donde se trata de la vida de Cristo y de Francisco . – La vida de Cristo y la nuestra : el santo Evangelio de nuestro Señor Jesucristo es siempre principio de la vida entera de la Iglesia, 1,1; la Iglesia, guiada por el Espíritu San- to, llega al conocimiento de Cristo y recibe con fe sus hechos y pala- bras, que son para los creyentes es- píritu y, 1,2; el Hijo de Dios, to- mando la condición de siervo, no vino a ser servido sino a servir y a dar su vida para la salvación de todos, 14,1; Cristo, nuestro sa- pientísimo maestro, respondien- do al joven que le había manifes- tado su deseo de alcanzar la vida eterna, 19,1; el Espíritu, al suscitar el amor por la belleza divina, nos configura con la vida virginal de Cristo, 169,3; saliendo de sí mis-

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