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369 doquier su mensaje a los hombres, sobre todo a los pobres y ofrezca- mos, 16,4; para ofrecer un mani- fiesto y alegre, 17,2; gozando por la profesión de un don especial de Dios en la vida de la Iglesia, coo- peramos con nuestro, 33,5; los vestidos que llevamos sean testi- monio de pobreza, 35,3; debemos expresar la apostolicidad de nues- tra vocación con el testimonio de la vida, 37,1; los hermanos encar- gados de la docencia ofrezcan an- tes que nada el, 40,2; las bibliote- cas y otros bienes culturales de la Orden son testimonio de nuestra identidad, espiritualidad y acción apostólica, 43,8; ofrezcamos a los hombres testimonio de una autén- tica oración, 45,8; usemos con gra- titud los bienes temporales, testi- monio del recto uso de las cosas, 61,5; se tenga siempre presen- te que nuestro estilo de vida debe constituir un testimonio de pobre- za evangélica, de minoridad y fra- ternidad, 64,3; de nuestras fra- ternidades debe ser profético y creíble, 65,2; a la vez que pedimos limosna a los hombres, les demos, 67,4; recordemos siempre que el eficaz testimonio de nuestra vida debe prevalecer sobre la eficiencia y la productividad, 75,4; del senti- do humano del trabajo, 78,7; ten- gamos siempre en la mente nues- tra vocación apostólica, a fin de dar a los hombres testimonio de Cris- to, a través de cualquier actividad, 81,5; evangélico y hagan presente la caridad de Cristo, ayuden a los necesitados, 84,4; se promuevan fraternidades de diversas circuns- cripciones y diferentes países y na- ciones, como ocasiones favorables tanto para el enriquecimiento mu- tuo y el intercambio de dones es- pirituales como para un, 100,6; practiquemos también la mortifi- cación voluntaria moderándonos de buen grado en la comida, en la bebida y en las diversiones, para que todo sea testimonio de nuestra condición de extranjeros y peregri- nos, 112,2; la Provincia es la par- te principal e inmediata de la Or- den tiene una consistencia propia que le permite sostener y desarro- llar con vitalidad nuestro carisma, para dar un testimonio apostólico eficaz y vitalmente útil para la Or- den, 118,6; en el ejercicio del apos- tolado la custodia ha de cuidar dili- gentemente de las vocaciones, para lo cual, junto con el testimonio de un estilo de vida coherente, 138,2; los ministros y sus consejos cola- boren de buena gana y activamen- te con la Conferencia para una ma- yor coordinación de las formas de, 144,6; de la cultura de la vida y tra- bajemos constantemente para que la vida humana, desde su concep- ción hasta la muerte, sea siempre

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