BCCAP000000000000021ELEC

368 ciales y custodios de un, 144,2; les compete promover la colaboración mutua en su, 144,3; las Conferen- cias puede dar normas especiales para los hermanos y las circuns- cripciones del propio, 144,5; par- ticipen a las asambleas de las Con- ferencias los representantes de las delegaciones y de las domus presen- tiae del, 8/30; el ministro general con su Consejo preste particular atención a las circunscripciones que decrecen aceleradamente, re- curriendo a los instrumentos pre- vistos por nuestra legislación a fin de garantizar la presencia fraterna en un determinado, 119,3; los her- manos colaboren con los institutos religiosos que trabajan en el mis- mo territorio, en la actividad mi- sionera, 180,4; el diácono perma- nente como profeso está sujeto al derecho propio y no puede preten- der permanecer siempre destinado en una fraternidad presente en el territorio de la diócesis donde ha sido ordenado, 2/19. Testamento de san Francisco , declaró que le había sido revelado que debía vivir según la forma del santo Evangelio, 1,3; según el con- sejo que el mismo Fundador dio en su Testamento, 7,2; el seráfico Padre dictó su Testamento, 8,1; aceptamos el Testamento como la primera exposición espiritual de la Regla, 8,4; dediquémonos con amor al estudio personal y comu- nitario de la Regla, del Testamen- to y de las Constituciones, 9,4; recordando la admonición de san Francisco en el Testamento: «Los que no saben trabajar, aprendan», adquiramos la debida preparación para todo servicio solicitado, 37,2; en cada circunscripción dícten- se normas acerca de la lectura en común de la Sagrada Escritura, de la Regla, del Testamento y de las Constituciones, 53,5; según la Re- gla, el Testamento y la primitiva costumbre de los capuchinos, lla- mémonos todos hermanos, 90,1. Testimonio, Testigo – Testimonio en general : se inició así la Fraternidad de los Menores, para que con su comunión de vida dieran, 4,1; desde el nacimiento en el pesebre hasta la muerte en la cruz amó a los pobres, y dio, 60,3; es profecía de la definitiva unidad del pueblo de Dios y constituye un testimonio esencial para la misión apostólica de la Iglesia, 88,4; en Cristo, pues, que es Dios y hom- bre, 189,2. – Testimonio en especial : esforcémo- nos en buscar formas apropiadas para realizar con fidelidad nues- tra forma de vida evangélica y nuestro, 6,3; al responder a nues- tra vocación de hermanos meno- res capuchinos, sigamos a Cristo pobre y humilde, difundamos por

RkJQdWJsaXNoZXIy NDA3MTIz