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358 firmemente unidos al, 12,2; los mi- nistros procuren que los hermanos idóneos se preparen de manera es- pecial para el, 43,6; en el día del Se- ñor dediquémonos con generosi- dad al, 52,2; por la obediencia nos entregamos al, 165,1; nuestra fra- ternidad cumple en la Iglesia el de- ber de servicio para con todos los hombres evangelizándolos, 146,4; el Sumo Pontífice tiene el derecho a disponer del, 148,2; los ministros accedan de buen grado cuando los Obispos los inviten al, 148,2; los Capítulos y superiores desempeñan la autoridad proveniente de Dios por mediación de la Iglesia con es- píritu de, 117,3; todos los servi- cios prestados a los hombres deben fundarse en una vida forjada en el Evangelio, 149,7; todos nuestros servicios pastorales estén inspira- dos en la Palabra de Dios, 150,6; los ministros acepten incluso el mi- nisterio parroquial de la Iglesia par- ticular, 154,2; colaboración entre las circunscripciones para los san- tuarios, 154,4; la Orden recono- ce la especial condición de las Cus- todias, que desarrollan la actividad misionera al, 118,7; reconocemos la condición particular de aquellos hermanos que son enviados a desa- rrollar su ministerio en contextos socio-culturales diferentes, 176,2; los hermanos sean invitados a par- ticipar, incluso temporalmente, en la labor misional, sobre todo para prestar ciertos, 178,5. – El servicio a los hombres : la Iglesia aprobó nuestra fraternidad para que brille con más claridad sobre su rostro el signo de Cristo entre- gado al, 10,3; prestados a los hom- bres deben fundarse en una vida in- formada por el Evangelio, 149,7; para que como menores nos con- sagremos al, 14,2; nuestro conven- cimiento de vida presta un auténti- co, 17,1; ingreso de los candidatos para servir sinceramente a Dios y a la salvación de los hombres, 18,3e; los candidatos prepárense para es- tar al, 19,4; los candidatos estén prontos a poner a disposición to- dos sus dones para el, 19,6; sobre todo en tiempo de calidad pública, ofrezcamos los servicios y los bie- nes de la fraternidad, 108,2; debe- mos prestar un servicio fraterno a los necesitados, sobre todo a los en- fermos, 108,3; aceptemos los mi- nisterios y servicios en cuanto es- tén de acuerdo con nuestra vida de fraternidad o lo exija la necesidad de la Iglesia y de la sociedad, 81,2. Signo ( cf . Testimonio), la Igle- sia signo e instrumento de la ínti- ma unión con Dios, 10,1; el Papa juntamente con el Colegio Epis- copal es signo visible de la unidad y apostolicidad de la Iglesia, 12,2; la Iglesia aprobó nuestra fraterni- dad para que brille con más clari-

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