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348 – Interpretación: está reservada a la Santa Sede, 185,3; la cual declara abrogadas, en cuanto a su valor de precepto, las anteriores declara- ciones pontificias de la, 185,3; la Santa Sede reconoce a los Capí- tulos generales la facultad de ade- cuarla, 185,4; nuestra Orden se rige por el derecho universal de la Iglesia, por la, 185,1. Reglamento para la celebración del Capítulo – Custodia : 136,8. – General : 124,1; 125,2; 125,5; 8/10.1; 8/14. – Provincial : 130,1; 132,1; 132,3; 8/17.2; 8/18.2. – para la celebración de un CPO, 143,1. Reino de Dios, Reino de los Cie- los , la Fraternidad de los Menores se fundó para que con su comu- nión de vida dieran testimonio del, 4,1; edificación de la Iglesia para la instauración del, 10,1; el Padre re- vela a los pequeños los secretos del reino de los cielos y, como Francis- co nos ha enseñado, 24,3; la tradi- ción capuchina, cuando anuncia el, 15,4; ofrezcamos testimonio pú- blico y social del, 16,4; la natura- leza y fin de los tres consejos evan- gélicos es unirnos a Cristo con un corazón liberado por la gracia, en una vida obediente, sin nada pro- pio y casta por el, 22,1; el conse- jo evangélico de la castidad por el, 22,4; mientras caminamos hacia la plenitud del Reino de Dios, la vida de castidad supone siempre cierta renuncia, 171,1; la preocupación pastoral penetre toda la forma- ción, de modo que todos los her- manos puedan anunciar el, 39,1; Jesucristo experimentó también la fatiga del trabajo, al que confi- rió una nueva dignidad y lo elevó a instrumento de salvación para todos, trabajando manualmente y proclamando el, 78,2; Jesús dedi- có su vida a anunciar el, 150,1; a imitación de Cristo que recorría ciudades y aldeas curando toda de- bilidad y enfermedad, como signo de la llegada del, 153,2; los medios de comunicación social contri- buyen al desarrollo de la persona y a extender el, 96,1; vivamos en medio del mundo como levadura evangélica, de modo que los hom- bres reconozcan que ha comenza- do ya entre ellos el, 106,3; com- pletando en nosotros lo que falta a los sufrimientos de Cristo, par- ticipamos en la vida de la Iglesia, santa y siempre necesitada de pu- rificación, al tiempo que favore- cemos la unidad de la familia hu- mana y la venida del, 109,8; ofrez- camos por nuestra salvación y por la de los demás las persecuciones por el, 110,5; buscando en todo el bien común, el servicio a la Igle- sia y al, 145,3; colaboremos con

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