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334 al, 16,3; a quien se hace el voto, 21,4; oración al, 45,5; le presenta- mos el clamor de los pobres, 46,3; la pobreza, elegida para seguir a Cristo, nos hace partícipes de su relación filial respecto al, 61,2; de- positemos nuestra confianza en la providencia divina, 67,1; llama a todos a participar en la obra de la creación mediante el trabajo, 78,1; ofrezcámosle la fatiga y el fruto de nuestro trabajo, 80,4; unidos por la fe en Dios nuestro Padre nos amamos mutuamente, 88,8; la in- vestigación científica y las obras de la creación nos llevan a adorar al, 105,3; confiando en la providencia del, 108,1; buscar y poner en prác- tica juntas la voluntad del, 117,1; movidos por el amor del Padre que ve en lo secreto, elijamos cons- cientemente la vida de minoridad, 147,7; la libertad humana es el ca- mino de obediencia a la voluntad del, 158,1; los ministros y guardia- nes animen a los hermanos a dis- cernir y ejecutar activa y responsa- blemente la voluntad de Dios, con el deseo de que todos correspon- dan al proyecto del, 162,1. Padres, Parientes , cumplamos de- bidamente los deberes de, 103,1; y encomendémoslos también a Dios en las oraciones comunita- rias, 103,1; se considere en diálo- go con la fraternidad, con caridad y discreción, eventuales necesida- des, 103,2; al Capítulo provincial corresponde determinar los sufra- gios por los, 3/2,3; los hermanos no acudan a los, 69,4. Palabra, Palabras ( cf . Cristo) – Palabra como «Palabra de Dios»: son para los creyentes espíritu y vida, 1,2; leamos y meditemos con asiduidad sus palabras de salva- ción, 1,5; los apóstoles dedicados al ministerio de la, 15,2; dediqué- monos a su meditación, 15,5; se inicie a los candidatos a la lectura de la, 26,4; transmitida en la Escri- tura y en la Tradición, 183,1; pene- tre más profundamente en nues- tros corazones, 47,5; hace nacer y edifica nuestra vida consagrada, 53,2; alimenta nuestra vida evan- gélica y nos interpela, 53,4; nos habla de muchas maneras, 45,2; su familiaridad nos hace transparen- cia evangélica para la iglesia y para el mundo, 53,2; favorece la con- versión, 111,6; la palabra y la eu- caristía, doble mesa que nos nutre, 88,8; prediquemos la palabra del Señor con lenguaje claro, 150,3; que es Cristo, y entregarnos total- mente a Él como posesión suya, 150,4; debe ser propuesta a los hermanos por los ministros y guar- dianes, 161,2; debe impregnar nuestro servicio pastoral, 150,6. – Palabras de san Francisco: predicó con el ejemplo y la palabra la pe- nitencia y la paz 4,1; 181,1; animó

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