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298 de Dios, 14,2; cumplió en su vida el consejo del Maestro y lo ense- ñó, 18,2; ha querido participar del amor de Cristo por el hombre, 50,2; Virgen concebida sin peca- do, hija y esclava del Padre, ma- dre del Hijo y esposa del Espíritu Santo, hecha Iglesia, en expre- sión de, 52,6; suscitó una forma de vida evangélica que denominó fraternidad, 88,6; 150,2; la vida de los hermanos menores consiste en obedecer a Jesucristo, que está presente en el Evangelio y en los sacramentos, 158,4; quiso enviar a sus compañeros por el mundo a ejemplo de los discípulos de Cris- to, 181,1. – Francisco en sí mismo : comenzar a hacer penitencia, 3,1; dictó su Testamento, 8,1; la Iglesia pro- tege la forma de vida presentada por, 10,3; eligió un género de vida que unía compromiso apostólico y contemplación, 15,3; temía tam- bién por el número de hermanos ineptos, 18,1; usó un hábito de pe- nitencia con forma de cruz, 35,3; pareció más que un orante uno todo oración, 45,7; la Eucaristía y el Oficio divino, que quiso que in- formaran toda la vida de la frater- nidad, 47,2; a menudo expresaba sus afectos mediante la música y el canto, 47,6; recordando el sentido católico, 51,5; admiraba el amor y la humildad del Señor, 52,5; re- cuerden lo que escribe para los que quieren conducir la vida religio- sa en los eremitorios, 57,2; ima- gen profética de la pobreza evan- gélica, 60,4; el ideal evangélico de la pobreza indujo a la humidad del corazón, 60,6; los hermanos no se apropien nada, 66,1; mandó a los suyos que de ningún modo re- cibiesen dinero, 68,1; siguiendo a Jesucristo, trabajó con las pro- pias manos, 78,4; alababa al Señor por aquellos que soportan pacífi- camente enfermedades y tribula- ciones, 93,3; llamaba madre suya y de todos los hermanos a la ma- dre de cada hermano, 103,1; qui- so que se recibiera benignamente a cualquiera que viniese a nuestras casas, 104,2; se sentía unido fra- ternalmente no sólo a los hombres sino también a todas las criaturas, 105,1; conoció que había sido en- viado para reformar a los hombres con una vida nueva, 106,1; comen- zó una vida de penitencia-conver- sión usando de misericordia con los leprosos y saliendo del siglo, 109,4; ardiendo en deseos de imi- tar al Señor, vivió en ayunos y ora- ciones, 111,2; invitó a todas las criaturas a alabar y proclamar la grandeza del Señor, 156,1; qui- so que sus hermanos no ejercieran poder o dominio alguno, 159,2; es hermano y amigo universal, 173,1; renovó en su tiempo el espíritu mi-

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