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191 sacramento de la reconciliación, y perseverando en la oración constante y en la íntima unión con Cris- to y su Madre Virgen. 3. El recurso diligente a medios sobrenatura- les y naturales hace posible el equilibrio y permite evitar los peligros que mayormente nos amenazan a los célibes, como son el tedio de la vida, la soledad del corazón, el amor a las comodidades, las com- pensaciones indebidas o la desviación morbosa de la afectividad y el uso desordenado e impropio de los medios de comunicación. PC 12; PO 16; OT 10; CIC 277,2; 666. 4. Procuremos, por consiguiente, corresponder generosamente a ese don, sin presumir de las propias fuerzas, antes bien confiando en la ayuda de Dios. 2C 113. 172 1. La maduración afectiva y sexual recorre gradualmente el camino de la conversión del amor egoísta y posesivo al amor oblativo, capaz de entre- garse a los demás. Maduración afectiva y sexual PC 12; PO 3; 16; OT 11; IV CPO 52- 56; 85. 2. En este camino tiene una importancia pe- culiar el empeño por crecer en la virtud de la tem- planza, de la que depende estrechamente la capaci- dad de vivir castos. Vita cons. 88. 3. Eduquémonos, entre otras cosas, en el valor espiritual de los afectos, en la justa estima del propio cuerpo, en la acogida serena de la propia identidad sexual y en la diferencia entre el varón y la mujer. Mulieris dign. 6-8; Mt 19,11-12. 4. Frente al hedonismo, que reduce la sexua- lidad a juego y consumo, testimoniemos un amor gratuito y universal a través del dominio propio y de la disciplina, necesarios para no caer en la es- clavitud de los sentidos y de los instintos. De este modo la castidad consagrada se convierte en expe- riencia de gozo y libertad. Vita cons. 88; 87.

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