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187 3. Con el mismo generoso espíritu con el cual prometieron los consejos evangélicos, presten obe- diencia activa y responsable a los superiores con fe y amor a la voluntad de Dios. 4. Tengan por cierto que la oblación de la pro- pia voluntad, hecha espontáneamente a Dios, con- tribuye mucho a la perfección personal y viene a ser para los demás un testimonio del Reino de Dios. CIC 573,1ss.; 654; 758; 783; 2R 10,2- 4; Adm 3,4; LP 106. 5. Abrazando a Cristo que, a pesar de ser Hijo, aprendió sufriendo a obedecer, acepten los lími- tes de las mediaciones humanas de la voluntad de Dios. Recordando que la cruz es la prueba del amor más grande que exige el don de sí mismos, perseve- ren en la comunión fraterna viviendo de este modo en la perfecta obediencia y participando en la obra de la redención. 1Pe 2,4; Heb 10,22; 5,8; 12,10; 12,8; Servicio aut. 9-10; Adm 3,5; Evang. Test. 29; SalVir 14- 15; 2CtaF 40; Adm 3,5-6.7-9; Servicio aut. 26; Red. donum 13. 166 1. Los hermanos traten con caridad y respeto a sus ministros y guardianes. Mostrándose dispues- tos a obedecerles con espíritu de fe, expónganles sus propias opiniones e iniciativas para el bien co- mún. Compete a los superiores, después de haber ponderado de buen grado todo con los hermanos, decidir y determinar lo que se debe hacer. Obediencia activa y responsable 1Tes 5,13; 1R 5,3; PC 14; CIC 618. 2. Es también verdadera obediencia cuanto de bueno haga el hermano con recta intención y de propia iniciativa, consciente de que ello no es con- tra la voluntad del superior ni en detrimento de la unión fraterna. 3. Y si alguna vez el hermano, después de un diálogo fraterno, ve cosas mejores y más provecho- sas que las que le manda el ministro, sacrifique las suyas voluntariamente a Dios y procure cumplir las que son del ministro. Pues ésta es verdadera y cari- tativa obediencia, que satisface a Dios y al prójimo. 1R 4; Adm 3,4-6.

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