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180 CIC 823-824; 831-832. 5. Las publicaciones y las comunicaciones que representan oficialmente a nuestra Orden, tanto a nivel local como universal, han de ser convenien- temente examinadas y autorizadas por el superior competente. Procúrese con esmero que expresen el pensamiento genuino de la Orden. 6. En lo referente a los medios de comunica- ción social, obsérvese cuanto prescribe el derecho universal; téngase presente que se requiere también la licencia del ministro cuando se trate de escritos sobre cuestiones de religión o de costumbres. 7. Establézcanse oportunamente en los diver- sos niveles de la Orden organismos idóneos para coordinar, fomentar y valorar adecuadamente la actividad apostólica que se realiza a través de los medios de comunicación. La caridad, alma del apostolado LG 33; 42; 47; PC 2e; 4; 8ss.; PO 14; AA 3ss.; CIC 207,2; 275,1; 602; 619; 663,1; 673; 675,1ss.; 677,1; 758; 783; I CPO I,4; 10; II,20; II CPO 9ss.; V CPO 1-14. 157 1. Cualquiera sea nuestra actividad unifique- mos nuestra vida y nuestra acción en el ejercicio del amor a Dios y a los hombres, que es el alma de todo apostolado. 2. Recordemos también que no podemos cumplir nuestra misión si no nos renovamos de continuo en la fidelidad a la propia vocación. Jn 17,21-23; 1R 9,1; 17,15; 2R 5,4; 6,2; 12,4; Adm 4; LM 6,1; 2C 155; VI CPO 15. 3. Por tanto, ejerzamos el apostolado en po- breza y humildad, sin apropiarnos el ministerio, de modo que quede patente a todos que solamente bus- camos a Jesucristo. Mantengamos la unión fraterna tan perfecta como quiso Cristo, para que el mundo reconozca que el Hijo ha sido enviado por el Padre. 4. Cultivemos en la convivencia fraterna la vida de oración y de estudio, para unirnos íntimamente con el Salvador y, movidos por la fuerza del Espíritu Santo, prestémonos con ánimo dispuesto y generoso a ser testigos en el mundo del alegre mensaje.

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