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17 TESTAMENTODE SAN FRANCISCO (Test) El Señor me concedió a mí, hermano Francisco, que así em- pezase a hacer penitencia; porque, como yo estaba en pecados, me parecía muy amargo ver los leprosos; y el mismo Señor me condujo entre ellos, y practiqué la misericordia con ellos. Y, apar- tándome de ellos, aquello que me parecía amargo, se me convirtió en dulzura del alma y del cuerpo. Y, después, permanecí un poco de tiempo y salí del siglo. Y el Señor me dio tal fe en las iglesias, que así simplemente oraba y decía: Te adoramos, Señor Jesucristo, tambi é n en todas las igle- sias, que hay en todo el mundo, y te bendecimos, porque por tu santa Cruz redimiste al mundo . Después el Señor me dio y da tanta fe en los sacerdotes, que viven según la forma de la santa Iglesia Romana, a causa de su ordenación, que, si me persiguieren, quiero recurrir a ellos. Y, si tuviese tanta sabiduría cuanta tuvo Salomón, y hallase a los sa- cerdotes pobrecillos de este mundo, no quiero predicar contra su voluntad en las parroquias en que moran. Y a estos y a todos los demás quiero temer, amar y honrar, como a mis señores. Y no quiero en ellos considerar pecado, por- que yo veo en ellos al Hijo de Dios, y son mis señores. Y por esto lo hago, porque nada veo corporalmente en este mundo del mis- mo altísimo Hijo de Dios sino su santísimo cuerpo y su santísima sangre, que ellos reciben y ellos solos administran a los otros. Y estos santísimos misterios sobre todas las cosas quiero que sean honrados, venerados y colocados en lugares preciosos. Los santísimos nombres y sus palabras escritas, en cualquier lugar no decente que los hallare, quiero recogerlos y ruego que se recojan y se coloquen en lugar decoroso. Y a todos los teólogos, y a los que nos administran las san- tísimas palabras divinas, debemos honrar y reverenciar, como a quienes nos administran espíritu y vida.

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