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175 5. Prestemos también especial dedicación al diálogo ecuménico en la caridad, la verdad y la oración con todos los cristianos, para compartir la preocupación de la Iglesia por alcanzar la uni- dad querida por Cristo. UR 1; CIC 383,3; 755,1ss. 6. Igualmente esforcémonos por establecer un diálogo de salvación con las personas que pro- fesan otra religión y con los no creyentes entre quienes vivimos o a quienes somos enviados. NA passim; GS 21; CIC 383,4; 787,1; 1R 16; 2R 12,1ss.; 1C 57; LM 9,9. 7. Todos los servicios prestados a los hom- bres deben fundarse en una vida forjada en el Evangelio. Recordemos que el mundo escucha más a los testigos que a los maestros. Por tanto vivamos cercanos al pueblo siendo sencillos de corazón y comportándonos como verdaderos hermanos menores en cuanto al estilo de vida y al modo de hablar. CIC 282,2; 387; 600; 662; 673; 687,1; VI CPO 9; Evang. Nunt. 41. 150 1. Jesús dedicó su vida a anunciar el Reino de Dios y envió a los apóstoles a evangelizar a to- das las gentes. Palabra de Dios y apostolado Const. 1925, 181; Mt 9,35; Lc 8,1; LG 28; PO 3ss.; 13; DV 21; 24ss.; SC 2; 9; 35; 52; UR 21; DH 14. 2. El heraldo de Cristo, san Francisco, con- firmado por la autoridad de la Iglesia, recorrió las ciudades y esparció por doquier la semilla del Evangelio, anunciando al pueblo de Dios el mis- terio de Cristo con breves y sencillas palabras. 2R 9,4; 1C 98; V CPO 47ss. 3. Por eso nosotros, dóciles al mandato del divino Maestro, siguiendo el ejemplo de San Francisco y la tradición de nuestra Orden, prediquemos la palabra del Señor con lenguaje claro, adhiriéndonos fielmente a las Sagradas Escrituras. CIC 760; 762; 768,2; 769.

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