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171 C apítulo IX NUESTRAVIDAAPOSTÓLICA 146 1. El Hijo de Dios fue enviado por el Padre al mundo para que, asumiendo la condición humana y consagrado por la unción del Espíritu, anunciara la buena nueva a los pobres, sanara a los contritos de corazón, proclamara a los cautivos la liberación, devolviera la vista a los ciegos y anunciara la gracia del Señor. Fundamento de nuestra vida apostólica Is 61,1ss.; Lc 4,18; Gal 4,4; Flp 2,7; LG 4ss.; CIC 574,2; 577; 590,1; 758; 783; V CPO 41-52. 2. Por el poder del Espíritu Santo, Cristo deci- dió continuar dicha misión en la Iglesia, que la aco- ge como gracia y vocación propia, siendo expresión profunda de su identidad. Lc 24,47-49; Jn 20,21; Heb 1,8. 3. Y el mismo Espíritu suscitó a san Francisco y a su Fraternidad apostólica para que, siguiendo el ejemplo de Jesús y de sus primeros discípulos, fuesen por el mundo predicando la penitencia y la paz, cooperando así en la misión evangelizadora de la Iglesia. LM 2,1; 8; 2C 22. 4. En consecuencia, nuestra Fraternidad, obe- deciendo al Espíritu del Señor y a su santa opera- ción, cumple en la Iglesia el deber de servicio para con todos los hombres evangelizándolos con el ejemplo y la palabra. 2R 10,8; 1C 29; LM 12,1; 13,1. 147 1. Expresemos en la actividad apostólica las características propias de nuestro carisma en las formas más adecuadas a las condiciones de los tiempos y lugares. Características de nuestro apostolado Const. 1982; PC 20; GS 92; PO 3; OT 19; CIC 578; 631,1; 673; 675,1; 677,1; 678,2; 783; I CPO I,10; III CPO 11ss.; 18; V CPO 21ss.; 43ss.; 88.

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