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136 Testigos de esperanza LG 36; GS 1; 27; 32; 93; 1R 7,15ss.; 14; 16,6; 2R 3,10-14; VerAl; I CPO I,9,17. 108 1. Confiando por encima de todo en la pro- videncia del Padre, vayamos por el mundo con tal esperanza y franciscana alegría que se fortifique así la confianza de nuestros contemporáneos. Mt 13,22; Lc 8,14; CIC 222,2; 529,1; 600; 640; 1R 7,10-12; 22,15ss.; 1R 8,1-2; 2R 10,7. 2. Liberados de las vanas preocupaciones de este mundo y como colaboradores de la divina providencia, sintámonos obligados a remediar con nuestro trabajo las necesidades de los pobres y, so- bre todo en tiempo de calamidad pública, ofrezca- mos a todos los necesitados los servicios y los bie- nes de la fraternidad. V CPO 29-400; VI CPO 9. 3. En efecto, a ejemplo de san Francisco, que tuvo una gran compasión con los pobres y también de los iniciadores de la fraternidad capuchina, que asistieron a los apestados, vivamos cerca de los her- manos necesitados, sobre todo enfermos, dispues- tos de buen grado a prestarles un servicio fraterno. GS 4; 11; 1Tes 5,21. 4. Conscientes, por otra parte, de que la provi- dencia divina puede manifestarse a los hombres no sólo en los acontecimientos y sucesos, sino también a través de las nuevas corrientes de pensamiento y experiencias de vida, debemos mirarlas con aper- tura de espíritu y confianza quedándonos con lo bueno. Ef 4,15; 1R 17,6; 11; 17-18; 23,1; CtaO 1; 15; FVCl 1; AlHor 11; OfP 2; OrSD 1. 5. De modo que cooperemos mejor a la pre- sencia de Dios que está presente y actúa en la his- toria del mundo; y obrando la verdad en el amor, seremos testigos de la esperanza en el Señor Dios y colaboradores de los hombres de buena voluntad, a quienes estimularemos a reconocer a Dios, Padre omnipotente y sumo bien.
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