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134 Artículo ii Vida de los hermanos en el mundo Visión franciscana del mundo GS 2; 45; 57; 62; PO 17; Cánt 1-9; 2C 265; LM 1; 5,9; V CPO 28; 48ss.; 63; 65; 74; 81; 85ss.; 97ss.; 100; 102; VI CPO 3-4. 105 1. San Francisco, gozándose sobremanera del mundo creado y redimido, se sentía unido frater- nalmente no sólo a los hombres sino también a todas las criaturas, como él mismo proclamó ma- ravillosamente en el cántico del hermano Sol. Ap 1,8; 22,13; ExhAD 5; 6; AlHor 5; 7; Cánt 1-9; VI CPO 26; Gen 2,15. 2. Iluminados por esta meditación, admire- mos y defendamos las obras de la creación, cuyo principio y fin es Cristo, protejámoslas en su inte- gridad y usemos con respeto y sobriedad los recur- sos de la madre tierra. 3. A través de la investigación científica las obras de la creación se vuelven aún más grandiosas, maravillosas y misteriosas. Ellas nos llevan a adorar al Padre en su sabiduría y poder. Apreciemos, pues, en gran medida cuanto el ingenio humano ha logra- do de las cosas creadas, especialmente en las obras de la cultura y del arte, que nos revelan los dones de Dios. Jn 3,16; 1R 23,1-7; 2CtaF 1-15. 4. Veamos en el misterio de Cristo también el mundo de los hombres, que Dios ha amado tanto que entregó a su Hijo unigénito. Ef 2,22; 1Pe 2,5. 5. En realidad, el mundo aunque herido por muchos pecados, dotado por otra parte de grandes posibilidades, suministra piedras vivas para la cons- trucción de la casa de Dios, que es la Iglesia. Fermento en el mundo Rom 6,4; 1R 9,1; 16,7-9; 2R 27; FVCl 1; CtaO 9; 1C 89; 103; LM prol. 2; IV CPO 8. 106 1. San Francisco conoció, por divina inspira- ción, que había sido enviado para reformar a los hombres con una vida nueva.
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