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133 103 1. Según el ejemplo de san Francisco que lla- maba madre suya y de todos los hermanos a la ma- dre de cada hermano, cumplamos debidamente los deberes de piedad y familiaridad con los padres, pa- rientes, bienhechores y colaboradores y con aque- llos que pertenecen a nuestra familia espiritual; y encomendémoslos también a Dios en las oraciones comunitarias. 2. Considérese en diálogo con la fraternidad, con caridad y discreción, eventuales necesidades espirituales o materiales de la familia de origen. 3. Tengamos respeto fraterno también con los hermanos que salen de la Orden. En particular, los ministros trátenlos con equidad y caridad evangé- lica. Parientes, bienhechores y colaboradores 2C 91,3; 180,2. 104 1. Cristo, peregrino él mismo en la tierra, dirá en el juicio final a los que estarán a su derecha: «era forastero, y me hospedasteis » . 2. También san Francisco quiso que se recibie- ra benignamente a cualquiera que viniese a nues- tras casas. Acojamos con la mayor caridad y soco- rramos en sus necesidades a todos, especialmente a los afligidos y desgraciados. 3. Y todos aquellos, principalmente sacerdo- tes y religiosos, que, según las circunstancias, pue- den hospedarse en nuestra misma casa, sean trata- dos con toda cortesía por la fraternidad. Hospitalidad Mt 25,35; PO 8; 1R 9,5.
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