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123 C apítulo VI NUESTRAVIDAEN FRATERNIDAD 88 1. La vida fraterna tiene su fundamento en el misterio de amor de la perfecta Trinidad y de la san- ta Unidad del Padre, del Hijo y del Espíritu. Orígenes de la fraternidad Vita cons. 41. 2. En la plenitud de los tiempos el Padre ha enviado a su Hijo, primogénito entre muchos her- manos, para hacer del género humano una fraterni- dad, a través de su muerte y resurrección y median- te el don del Espíritu Santo. Rom 8,29; Col 1,18; LG 9; 28; GS 24; 32; PC 1; 15; V CPO 15-28. 3. La Iglesia, surgida del costado de Cristo como sacramento de unidad, es esencialmente mis- terio de comunión, cuya riqueza y profundidad se refleja en la vida fraterna, espacio humano habita- do por la Trinidad. Vita cons. 41-42. 4. La misma vida fraterna, fermento de comu- nión eclesial, es profecía de la definitiva unidad del pueblo de Dios y constituye un testimonio esencial para la misión apostólica de la Iglesia. Vida frat. 10; 2b; 3d. 5. Por eso, la Iglesia apoya los institutos cu- yos miembros, asentados y fundados en la caridad, llevan una vida fraterna en común, ayudándose mutuamente en la fidelidad a la vocación y favore- ciendo, de esta manera, el progreso de la dignidad humana de los hijos de Dios en libertad. CIC 574-575; 602; 607,2; 731; Eccl. San. II, V, 25; LG 43; 46; PC 15. 6. San Francisco, por divina inspiración, susci- tó una forma de vida evangélica que denominó fra- ternidad, eligiendo como modelo la vida de Cristo y de sus discípulos. 1R 1,1; 6,3; 2R 1,1; 2,1.7; 6,7-9; 12,1; FVCl 1; Test 14; I CPO II, 11; IV CPO 14; 31; Const. 1968, 1974, 1982. 7. Nosotros, al profesar esta forma de vida, constituimos realmente una Orden de Hermanos.

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