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117 4. Los hermanos no se apropien de su trabajo, sino que dedíquense a él abiertos a las necesidades de la fraternidad local, de la circunscripción y de la Orden, y estén siempre dispuestos a la itinerancia. VI CPO 15. 80 1. Guardémonos de hacer del trabajo el fin supremo o de poner en él un afecto desordenado, para que no se apague en nosotros el espíritu de oración y devoción, al cual todas las demás cosas temporales deben servir. Trabajo y vida espiritual CIC 661; 663,1; 673; 675,1ss.; 2R 5,2; VI CPO 17; CtaAnt 2; 2R 5,2. 2. Evitemos, por lo tanto, la excesiva activi- dad, que compromete la unión con Dios, desorien- ta nuestra persona, obstaculiza la vida fraterna e impide la formación permanente. IV CPO 70; VI CPO 17; Infor. CG 2006, 10.6.1; Adm 27,4. 3. Igualmente, como san Francisco, considere- mos atentamente la advertencia del apóstol: «quien no quiera trabajar que no coma » . Evitemos, por tanto, la pereza que se aprovecha del trabajo de los demás, produce tibieza en la vida espiritual y hace que estemos ociosos en la viña del Señor. 2Tes 3,10; 1R 7,5; 2C 75; VI CPO 17. 4. Por tanto, dirijamos con amor todas nues- tras intenciones y nuestras fuerzas a Dios, y unién- donos en la celebración eucarística al sacrificio de Cristo, ofrezcamos al Padre la fatiga y el fruto de nuestro trabajo cotidiano. Const. 1536; 1968; LG 31; 34; Const. 1968, 64. 81 1. Las diferentes clases de trabajo se acomo- dan a cada uno de nosotros de forma diversa, se- gún las capacidades individuales y los dones parti- culares de Dios. Diferentes clases de trabajo CIC 677,1; VI CPO 14-15. 2. Aceptemos los ministerios y servicios en cuanto estén de acuerdo con nuestra vida de fra- ternidad o lo exija la necesidad de la Iglesia y de la sociedad. IV CPO 18-21.

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