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113 7. La Orden evalúe periódicamente los crite- rios y las líneas operativas a las cuales atenerse para una sana y justa administración y para la gestión de los recursos pecuniarios. Según la oportunidad, las disposiciones relativas recójanse en oportunos estatutos. De la misma manera procédase en las di- versas circunscripciones. Cf. OG 4/14; 4/16 77 1. Llamados a seguir el camino evangélico de la pobreza, acostumbrémonos a padecer escasez, a ejemplo de Cristo y teniendo presente que san Francisco quiso ser tan pobre que, despojado de to- dos los bienes materiales y de los lazos del corazón, se entregó totalmente en manos del Padre que cui- da de nosotros. 2. Y no queramos ser del número de los falsos pobres, que desean ser pobres pero a condición de que no les falte nada. 3. Pensemos que la pobreza evangélica y su perfección consiste principalmente en la plena dis- ponibilidad para con Dios y con los hombres. Verdera y falsa pobreza Mt 6,23; Lc 12; 30; Flp 4,12; LG 42; PO 17; CtaL 3; 1C 15; 2C 12; 14; 61; 64; LM 2,3; 7,1; TC 19. 4. Por lo tanto, no nos apeguemos con afecto desordenado a los bienes terrenos, de forma que usemos de este mundo como si no lo usáramos, y en la alabanza y en la acción de gracias restituya- mos todos los bienes al Señor Dios altísimo y sumo, que es toda nuestra riqueza a saciedad. 1Cor 7,31; 1R 17,17; AlD 5.

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