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- 2"2- ejemplo enscñeis prácticamente lo que proclame vue~tra palabra. No ccscis, como trompetas quc sois de Israel, en la enseüanza de la doctrina cristiana, clamando con el Sal – vador que dejen acercar á vosotros los !liüos para inspirar– les el temor de Dios, que antes que los rudimentos de las lenguas y elementos de las ciencias, es la verdadera clave de los conocimientos humanos; temOL' santo, princip io de la verdadera sal1iduría. )' que bien infundido con la asidua y acomodadamente explicada ¡eccion de la doctrina en los Q uc se dedican al mecamsmo de los artes y oficios . 6 á las fae– Das del campo, basta para dar á la pátria ci udad :mos hon– rados y virtuosos. y 01 cielo gloriosos santos. Ved Que es cera la inteligencia de los niiios, y al pl'opio tiempo voraz y ávida su comprension: preguntan la razon de todo. se des· viven por saberlo todo; y esa es la edad feliz para endere– zar su inteligencia á la. adquisicion de la vOl'Jad, .Y formar su corazon para la práctica de la virtud, por lo regular el camino que una vez toma el hombre, ya no le abandona y I~ sigue h:l.sta la vejez, y ~~s que vuestra, accion doctrinal directa sobre los muas, Vigilad, no se clenen !'obre esto los párpados do vuestros ojos, vigilad, con la prudencia que para todo os recomendamos, sobre la instruccion que les den los maestros y demás con quienes los padres, aman· tes del bien y aprovechamiento de sus hijos, compal'ten la pesada carga de su cd ucacion é instruccion; sin perder de vista á los mismos padl'es, que no siempre con su vida, con sus hecbos y palabras, son para los hijos el terso y lim{lio espejo que de bieJ'an ser, Y cuidad tambJen que en los sitIOS vúblieos, no oigan los niüos palabras malas, ni presencien Juegos prohibidos. ni otras acciones ilícitas, reclamando para conseguirlo, si menester fuere, el auxilio de la auto· ridad local. A los niüos y a los rudos debeis la alimentaci on de la lactancia que acabamos de indical': su estómago harto debíl ó no acostumbrado á manjares pesados. no es capaz de otra clase de nutricioo, A los entendidos sois asímismo deudores de vuestra 1m; y de vuestra. solicitud, porquo a todos os debeis. Rcdtlite OIJmibus debita, dice el Apóstol. De estos, unos desean la instruccion religiosa para cousuclo y pábulo de su fe; Oh'os pOI'q ue realmente andan esC.lSOS de conoci· mientas en la importante ciencia de la salvacion. acel'ca de la cual. hay por lo comun y tenedlo entendido. mas igno– rancia de lo que parece, y sienten con frecuencia una no

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