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- !l0- y no perdamos tampoco de visla 10 que aunde en otro pa– saje elJ que pCl'soni ticaba en sí mismo aquella cxactísima tCOl'ia. con palab¡'ils que plllguic.~c á Dios ningun cri;;tiano tuviese ncccsid,H! de rcpcti¡' á In hora de la mUel'te: «Yo no npu cdo mi tat' ninguno de mis libros sin esb'cmecet'me. En ul ugar de ¡nsb'uir corrompo: en IlIgar de alimental' envene– lI IL O. El jó\'cn que !'lO atreve a leer un a página, está perdido.u 1)ero esa pel'suasion ¡ntcl'iot' que es la voz de la conciencia . imposible de sofocarse por cneallccida que se la imagine. no ob;,:ta á que los descontentos. los que se titulan deskc'i'eda– dos porrill o no nacen de pl'ogcmc ilust re y en posicion bastante á ¡ilmlrles del trabajo, entren de lleno en la cor– rien te de la e poca, '.l tomen en sus dif0l'cntcs gnlduacioncs su actitud de pCl'3ecucion contra ese qu e Villemain apellida pl'csente del ciclo: la Iglesia de J csuc l'isto. Vcmoslcs vcnit' ~in miedo, y puesto el pie en ticl'ra'y la mil'ada en el ciclo, les gl'itamos: Ad elantc, JI(Cc est ¡tO;,a vest1'a, et 1)otestas tenelwa'i'unt, Consúmese la pel'seCUCio ll de la palabra , En cuanto nuestras fHel'ZaS alcancen, cortaremos el escúndalo: hUl'émos cuanto esté de nuestra paltc para ha ce\' ['l'cnte a ese modern o génel'o de pCl'secucioll que nos ha vcnido con la libertad de ímlll'entu: cuando llHIS \lO podamos ni nos sca. da ble desplegar mayor nccion. agotados que Sean todo:j los rccursos , levantal'émo!-: al cicl o nUCSL\'CS brazos supl icantes. pidiendo la gracia de la pel':jcvcl'uncia para nucstros fieles, y de la convcl'siou para nuestros enemigos; y pl'obaremos pasivamentc, lo que por s[ mismo esti á torl as horas, y e n todas las ópocas en di;:posicion de set' puesto a prueba: el t emple de la vida div ina do la Iglesia, ((La. palabra, osclama uno de los ínclitos hij os de toyola, "dcs troza todo 10 que no es div ino. Pero cuando este forroí– ndable illstl'Umento de la fuerza inleledlwl está en manos nJe los poderosos, cuando los que tienen esta espada de la npalabm ~o n ~atélite;; de los empel'ado l'cs , y sobre todo lIcllando ellos mismos son empcl'adol'es; cll<mdo esas ma nos nque disponen de tantos múdios y mue ven ta ntos resortes, "disponen aun de esta arma poderosa de la palabra; cua ndo "plleden a Ull mi smo tiempo Jlonel' en jllego todos esos in– ngeniog y t.odos esos lHlsi \·os instnnnentos del despo tismo llllustrado á qlle;:e di el nombre de literatura vendida; Hcuando contl"illa illstitucion, objeto de s u!'; celos, pueden ndescncadenal' en un momento, como una lt'¡lÍlIn de perros, ulodas las palabras venales y todas las elocuencias ham-
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