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50 LA BELLAEASO -Si, el setioíto Luis. ¡Oy, y qué guapo es! Muy coven; bibotes rubios. Alegre; siempre cantando, pácaro paese . A mí se me efigura que está un poco choroa. Hay que despachar á su tierra los castella– nos, dise: macaos, macayos; no sé cómo les llama... Ah, sí! ya me alcuerdo: maquetos. Quiere que nos hablemos en baskuense; cuando nos oía en castella– no se ponía muy empadao, mucho, mucho; nos lla– maba..... que no tienen vergüenza, cómo se ediré? Por eso digo yo que está choroa, ó así. Grandes erriertas tienen. El padre con la gente de Madri, de los que mandan, gente de primera, deputaos, sana– dores, administras..... con aquellos se evive... Señoi-. to Luis en los pedróricos escribe disiendo que son unos granujas, unos licharres ..... Hay un pedrórico que en baskuense ponen Ezkaluberriya..... no, no Ezkalu, Ezkadi ó..... Señoíto Luis y otros amigos hablan baskuense de su cabesa, baskuense de li– bros . El padre cuando coge ese Etkal u, oh! aserre! Dorotea se detuvo en la silaba as, silbando la s largo tiempo, y Juego prolongó la r imprimiendo al vocablo intensa fuerza ponderativa: pasajera inte– rrupción del chorro copioso de palabras que iba á derramar se nuevamente, con gran contentamiento de las mujeres, cebadas en el chismorreo . Pero un episodio cortó la locuacidad de la gacetillera: esta– llaron cohetes, sonaron cascabeles y ruedas de coche. - La boda, la boda!-gritó Tomasha;- la boda de la Doloresh! A trote largo llegaron los ómnibus abarrotados de caseras y caseros que gritaban y se reían. Por las ventanillas y portezuela disparaban cohetes, y por ellas salían también notas gangosas de acordeón. - Para, para!-voc iferaban los del segundo óm– nibus, y saltaron á tierra Marchiku y unos cuantos mozos. Corriendo y brincando con sus blanquísi-

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