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A. CAMPIÓN 33 mulos las cerrajas y fallebas; descarga tus golpazos de catapulta; aplica tu ronca garganta á los huecos y rendijas!Tus clamores acompañan· la tranquilidad del sue1io,como el cantar de cariñosa nodriza. y Martín pagó el pico pendiente, ahorrándolo cén– timo á céntimo en tres años. ¡Cuánto trabajaron to– dos, sin exceptuar á J oshepa, enemiga teórica de la compra, pero enardecida después por el instinto adquisitivo de los aldeanos! Y se canceló la hipote– ca; y Martín, aunque no soplaba el vendaba), ape– nas pudo cerrar ojos el día que se firmó la segunda escritura. De eso hacía ocho meses, y ahora un marqués de Madrid ó un diablo del infierno le que– ría quitar las tierras y el caserío. Él le hubiese opuesto un no seco, redondo, sin apelación; pero ..... pero..... ¿Po r qué no dedicarse desde Juego á re– buscar caserío y tierras mejores, con todo lo que echaba de menos en el suyo y en las suyas .... un caserío de primera·, y sacarle lindamente su precio, por alto que fuese, al marqués ó demonio? Esta era idea excelente, redentora; pero ..... pero ..... el conde se enfadaría, Je echaría en rostr·o proceder que no era de labrador sino de negociante. Con razón; porque Ajarte nunca se habría prestado á la venta de no solicitarla un terrateniente de las condiciones especiales de Martín. Además, poseerá Lizardigarai– coechea fué siempre el anhe lo suyo y de su padre . -"S i yo pudiese comprar este caserío!,,-suspira– ba á menudo el pobre viejo; y ahora, cumplido el deseo después de tantísimos afanes y privaciones, á los pocos meses se le había de ver enajenar la ca– sa nativa, la tierra empapada en el sudor de los Zu– beldia!Así obran los niños y los locos, que apenas poseen el objeto apetecido lo destrozan. La venta era locura, niñería, ingratitud, mal deporte. Mil veces no; vuelva el marqués ó demonio y .oirá el monosílabo seco, redondo, sin apelación posible; pero... pero... 4.
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