BCC00R49-5-16-1700000000000000410

30 LA BELLAEASO tanto, será de ellos?... Y el arado? y las layas? y la azada?... de aquéllos? de otros? no nuestros? Mi ca– beza se vuelve loca; nada es de nadie. ¡Jesús, Dios mío! El buen humor le rebosaba al conde por todos los poros. -Ca, hombre de Dios, vive usted muy retrasado de noticias; Por lo contrario, afirman los comunistas que todo es de todos. Pintóse vivo asombro en el rostro de Martín. -L adrones ó..... son ésos? Ajarte no pudo contenerse más. Se levantó de la silla y comenzó á dar vueltas por el gabinete, pal– moteando y riendo. - Ojalá estuviesen aquí los sabios, los sociólo– gos..... He aquí la contestación espontánea, instinti– va, del hombre inculto y honrado, sin prejuicios ni embutidos librescos. La prnpiedad es un robo!... y este aldeano, sin otras luces que las de! buen senti– do, replica: los socialistas, los comunistas, son unos ladrones. Es la protesta de la naturaleza contra la utopia. Voy á comunicar la definición á las acade– mias nacionales y extranjeras. Cuando Ajarte se hubo cansado de reir y ponde– rar la salida de Martín, á quien se le.iban reprodu– ciendo las sospechas de burla, sentóse nuevamente, y volviendo á valerse del baskuenze, le dijo: -Veo que es usted digno de entrar en la resp e– table clase de los propietarios territoriales. Le ven– do el caserío, concediéndole cuantas facilidades sean razonables para el pago. Amiguito,no se haga ilusio– nes de que ha cazado una ganga, de que voy á ca– pitalizar la renta á gusto de usted. Hombre, está us– ted de balde; de balde, sí, como en tiempos de Ma– ri-Castaña. Usted tiene muchos ahorrillos.... . me consta; guapamente pasarán ahora á mi bolsa. ¡J~. je, je! no haga usted esos v¡sajcs, Mnrtín; parece que

RkJQdWJsaXNoZXIy NDA3MTIz