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A. CAMPIÓN 253 rico y ruin aspecto sugerían la sospecha de ser, el organismo de semejante tentativa de hombre, un producto natural de los parajes sombríos: acaso na– ció del polvo oficinesco fecundado por algunas go– tas de tinta. Formaba parte de los "intelectuales,, socialistas. La joroba le había llevado al socialismo: lo "existente,, pedía á gritos reformas fundamen– tales. Muy mujeriego, hubo de contentarse con ca– ricias venales, y aun éstas avinagradas por burlas. Escribía bajo seudónimos de sabor irreligioso. Apre– ciaba mucho á Lajumera. Peláez le llamó aparte y se encerraron en la ga– lería, para hablar sin testigos : Perico se había tra– gado ya la mala noticia. -Acaban de presentar en nuestra escribanía un escrito contra usted, por bigamia. Lo llevó un com– pañero ..... -Facundo Macho, verdad? - Sí; creo que ese es su nombre. Ignoro si él lo firma, y aun si es denuncia ó querella; el actuario estuvo poco explícito y no me atreví á preguntar ..... Sabe que usted y yo somos amigos, correligionarios; pienso que quiso tocar la campana de alarma, sin sacar demasiado el brazo. Hay muchos negocios sobre la mesa y no dará cuenta hasta mañana. Dis– pone usted de veinticuatro horas, acaso de cuarenta y ocho, para tomar las medidas que convengan. Fal– to al secreto profesional. Es preciso defenderse de la sociedad burguesa. La denuncia, si tiene funda– mento, es grave. También he oído que quieren me– terle á usted mano por algunos artículos de La Gue– rra Social. Los últimos números ¡caramba! venían fuertecitos. Me relamía en su lectura! -Usted , amigo Peláez, sabrá de esas cosas: cuál es la penalidad de la bigamia? - A prevención traigo un Código de bolsillo. Peláez ojeó rápidamente el ejemplar y leyó:

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