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A. CAMPIÓN 247 -Solidaridad? reparte lo tuyo; esa es la solidari– dad, el reparto ..... A que no lo haces, farsante? An– da, llénate la tripa de comestibles y bebestibles, date aire de presona, refucílate en la cama con la güena moza;el melón, aunque l'hayan catau otros, gusta... Mas no te duermas sobre las pajas; el día que me– nos lo pienses, mira ..... Hizo un gesto obsceno. El atrio comenzaba á llenarse de gente que acu– día á misa. Facundo y Perico cruzaron miradas de odio, fulgurantes como hojas de navaja, y se apar– taron uno de otro antes de que se cerrase corro de espectadores en torno de ellos. IV -Estoy perdido sin remedio. No sé cuándo, pe– ro el techo que me cobija se hundirá enterrándome bajo sus ruinas. Esta idea negra, clavada en el pensamiento de Lajumera, .le desasosegaba la vida, obligándole á es– tudiar los remedios utilizables. Siempre sacaba la misma consecuencia: la fuga, la expatriación. Pero quería llevarse consigo á Tomasha! Cómo? Faltaba el pretexto admisible que venciese la resistencia de la mujer y de su familia. A todo evento se puso á ahorrar dinero, á estudiar los viajes ultramarinos, las líneas de vapores, fechas · de salida, precios de pasaje, puertos de escala..... Redobló las precaucio– nes para aislar cuanto cupiese á Tomasha. La expa– triación en común, siempre difícil, se volvería im– posible desde el punto que ella supiese la verdad. Temblaba Lajumera de que á Macho se le ocurriese enviar algún anónimo á los Zubeldia. Observaba el rostro, actitud y modales de andre joshepa y Pa– chika, con insistencia policiaca.
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