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A. CAMPIÓN 239 pasado,tal vez le rebajaba á la categoría, no de co– mensal,sino á la de pordiosero que levanta las so– bras..... Este oficio, solicitado antes de propósito, cuandolas circunstancias Je revestían de verosimi– litud,sin ningún empacho, hacíasele insoportable ahora que esas mismas circunstancias, escrupulosa– mentedilucidadas, reducían á fábula el relato de la muertede lrigoyen. Sí; el pobre vejestorio no pasó nuncade pretendiente chasqueado; pero subía de– trás el fantasmade Luis, del aborrecido bizkaitarra, joven, rico, guapo, simpático á una aldeana por las mismaschifladuras de baskismo, capaces de derre– tir el temperamento, según él observaba, frío de Tomasha. - Lo pasado de i:ni mujer cae fuera de mis ma– ·nos- pensaba entre sí Lajumera;- pero lo presen– te!....-Y á asegurarlo para sí enderezaba su ma– nera de proceder. No consentía que Tomasha saliese nunca sola, hablase en euskara con los pocos baskos concu– rrentes á la taberna, y sirviese las mesas de los compañeros. Procuraba recluirla en la cocina, y apenas tomaba asiento al mostrador, poníase junto á ella, interviniendo en su conversación con las gen– tes. Cortó la costumbre, por algunos parroquianos seguida, de entrar allá á encargar el guiso ó beber el trago. La acompañaba á misa los días de fiesta y la esperaba en el pórtico, echando pestes contra el largo amaiketako de los curas. Este era el único vocablobasko que conocía: -lo retuvo en la memoria por parecerle á propósito para hacer befa de las co– sas santas. Los compañeros, al tanto de los celos, se reían solapadamente; nunca faltaba algún senten– ciosoque dijera:- "por supuesto, lo acierta; quien tuvo, retuvo y guardó para la vejez,,. Tomasha sufría hondamente. Celos cuyo obje– to fuese mujer casada le parecían absurdos; la vi-

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