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A. CÁMPIÓN 235 zo sino una paliza..... Hágase usted cargo, sefior mío,de Jo que es el espíritu de cuerpo. D. Víctor entendió que el almirante ponía la cuestiónen un terreno firme, desde el punto de vis– ta contrario. -Toda mi autoridad de padre interpondré para lograrque mi hijo recorra el primer camino..... Há– oameusted un favor; se lo pido con toda mi alma. t> -Di ga usted, y si es posible..... -Indíqueme los términos de la retractación. -Los términos? me niego. Las ideas capitales, p. ej.: deploro haber escrito el artículo tal...:. y reti– ro cuantos conceptos denigrantes contiene contra la Marina,porque repasándolos á sangre fría, después de publicados, los hallo absolutamente falsos. Le he prevenido á usted que no seríamos exigentes..... Como el hijo de usted firme media docenita de lí– neas que expresen dichas ideas, se acabó el espíri– tu de cuerpo! El almirante recalcó ligeramente la última frase y tendió la mano de despedida á D. Víctor. -Pido un plazo de cuarenta y ocho horas: el tiempo de que vayan y vengan las cartas. -Concedido. D. Víctor formó el propósito inalterable de ente– rrar el disgusto. En último caso fingiría haber reci– bido la retractación bajo encargo de comunicársela á los periódicos, y con carta de remisión garantiza– ría la supuesta copia. El regreso de la comisión municipal no se efec– tuó á bordo de La Bella Easo, sino de la escampa– vía La Cantábrica, destinada al servicio del buque almirante. De este hecho dedujeron los curiosos del muelle, cuyo número aumentó durante la visita, que "el conflictose había solucionado satisfactoriamen– te.,. La substitución de D. Víctor de Alzagapor el conde de Zubiaur fué ocasión de regocijados co-
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