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230 LA BELLAEASO estilo. Iría á cometer algún desmán contra el "pro– tocolo?" Prefería quedarse colgado en mitad de su alocución, á dar esa nota ridícula. Los minutos trans– currían, y D. Víctor, en medio del salón, cuatro ó cinco pasos separado de sus acompañantes, no sabía cómo dar comienzo á su empresa. Instintivamente apartaba los ojos del almirante, cuya expresiva cara de guasón andaluz contribuía á azorarle. Por fin, con voz temblona, dijo: -Señor Almirante: En nombre de la muy noble y muy leal y muy fiel ciudad de Jayápolis ... quiero decir, en nombre del Ayuntamiento de la ciudad á quien dignamente representa ..... ó por lo menos de quien es digno representante en este acto, porque traduce el unánime sentir del vecindario, tengo el honor de protestar ante V. E., como dignísimo jefe de la Escuadra de Instrucción, contra el insensato insulto que ha pretendido inferirse á la heroica Ma– rina española, perfumada aún con la pólvora ene– miga en dos combates dignos de la epopeya, y que causarían más asombro á no tratarse de los descen– dientes de Lepanto y Trafalgar..... Por mi boca, re– pito, la ciudad entera protesta y lamenta profunda– mente que en su seno se haya producido un acto tan vituperable, y ofrece á V. E., y á los jefes y ofi– ciales y marinería, el testimonio de su respeto, de su adhesión y de su entusiasmo. La ciudad se dis– pone á festejaros y á borrar con mil muestras de amor un recuerdo amargo. Cumplo gustosísimo esta función de desagravios, porque mi apellido, por una fatalidad que deploro y deploraré siempre, aparece al pie del escrito abominable..... y como mi apellido forzosamente sonaría en los festejos de carácter ofi– cial que han de tributárseos, y suscitaría memorias importunas, he ofrecido la dimisión al Gobierno de S. M., quien ha diferido aceptarla hasta el instante preciso que yo os hubiese exteriorizado los sentí-